ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

Atareados como estuvimos en conocer los resultados a boca de urna no hemos reparado en el detalle que Loreto ha perdido en representación femenina. Ni siquiera los partidos que reivindican la situación de género han dado la batalla para que una mujer sea, primero elegida candidata y luego congresista. Ha sido una omisión que ojalá no se vuelva a repetir.

Y eso que en las listas de los partidos que tendrán representación en el Congreso por Loreto han estado mujeres que, prescindiendo del género, mostraban mayores pergaminos que muchos varones que sí fueron elegidos. Ana María Moura de Alianza Para el Progreso es una profesional destacada que, lamentablemente, hizo una campaña precaria no por falta de recursos económicos sino por claridad en el propósito. Abigail García de Fuerza Popular, joven con ideas destacables, tímidamente intentó convencer a los loretanos con sus propuestas y hasta el último día de campaña parecía un ambulante no sólo por el recorrido que hacía por las calles de Iquitos sino por la condición de nómade de sus ofertas que parecían extraídas de lugares comunes que no entusiasmaban ni a los fujimoristas más rabiosos. Dely Loo, una mujer nueva entre la opinión pública, desaprovechó la oportunidad que tenía en Acción Popular y más allá del entusiasmo que puso a sus intervenciones careció de una estrategia profesional que combinara su rostro novedoso con propuestas en ese mismo sentido. Las dos mujeres del Partido Morado, Mabel Ocho Peña y Llajhaira Vásquez Gatica, se autoconfinaron no porque Jesús García y Miguel Ruíz, sus compañeros de lista, así las obligaran sino porque nunca entendieron que era mejor andar en pareja para todos los propósitos antes que mostrarse como solitarias en una campaña corta y rápida. Un caso singular es Sofía Sánchez Reátegui de Pita que iba por Somos Perú y que evidenciaba recursos económicos que fueron despilfarrados porque antes de gastar se debería planificar y se planifica pensando y elaborando un plan mínimo. Más allá de canciones acopladas y spots convencionales nunca parece que estuvo convencida de sus posibilidades de ser congresista. Mención aparte merece el FREPAP, grupo que según todos los indicios será la segunda fuerza política en el Congreso, pues siendo considerado un partido donde prevalece el machismo ha tenido como número 1 a una mujer: LUZ MILAGROS CAYGUARAY GAMBINI y habrá que esperar los resultados finales para saber si tienen un cupo en Loreto y el mismo es cubierto por ella. De las candidaturas que fueron excluídas, como es obvio, mejor no hay que ocuparse y esperar una nueva oportunidad.

Dicho esto, la falta de una mujer de Loreto en el próximo Congreso se debe, prioritariamente, porque no han sabido aprovechar el espacio que ya habían logrado. Es verdad que tanto Patricia Donayre como Tamy Arimborgo nunca fueron -aún antes de ser elegidas congresistas el 2016- representantes de lo que debería ser la mujer amazónica en fondo y forma. Precisamente por eso la carencia que hoy se evidencia merece más crítica.

Sobre los personajes varones que le pusieron entusiasmo, dinero y guerra sucia a la campaña no hay que ocuparse mucho. Sin embargo, hay que decir que a todos debería alegrar la derrota de aquellos candidatos que han apelado a los vicios de siempre y las estrategias visibles y ocultas que hacen daño a la política. Hay quienes creen que colocando paneles, repartiendo volantes tanto como lisuras y llenando las redes de basura recibirán el respaldo de la población. Que sea una campana de alerta para esos bribones y tiburones que creen que los chanchos vuelan cuando ellos mismos no pasan de ser unos embrionarios lechoncitos con pelaje de lobos que a veces se quieren vestir de ovejas. No es gratuito que los que enarbolaron mensajes a los jóvenes y trataban de reivindicar la renovación política hayan recibido una amarga lección y ojalá les sirva para que no se crean gallitos cuando no llegan ni a pollitos. También esos candidatos que creen que focalizando sus intervenciones en pocos medios pueden convencer han sido derrotados. A esto hay que agregar que los “encuestadores” burdos tienen que cambiar de modo de ganarse la vida. Hay que celebrar, también, que los políticos mañosos no han podido utilizar como deseaban los recursos del Estado y en eso se nota un avance de la vigilancia ciudadana. Y a los que a pesar de eso han usado esos recursos la ciudadanía les ha botado con sus votos.

Al cierre de este artículo aún no se tiene certeza el número de congresistas que ingresará por algún partido y hay incertidumbre sobre quiénes han recibido los votos preferenciales necesarios para ser considerados congresistas. Es decir, sabemos quiénes han sido derrotad@s pero no sabemos quiénes han ganado. Habrá que esperar un poquito.