Por Filiberto Cueva

hola @filibertocueva.com

Este 2017 no me voy a preocupar por dormir temprano y levantarme temprano. Voy a dormirme a la hora que el cuerpo me lo pida y me levantaré a la hora que el mismo cuerpo me lo pida. No voy a medir la cantidad de veces que diré “te amo” siempre que hablo con mamá.

Tampoco voy a dejar de pelear con mis hermanos. Porque pelearnos entre nosotros es la más pura manifestación del amor y de una relación de hermanos saludables. Me pelearé con ellos ante el más mínimo detalle. Y al día siguiente no me complicaré en pedir disculpas porque entre los hermanos, al día siguiente nunca pasó nada. Las discusiones siempre quedan en el ayer.

Comeré más vegetales.  Caminaré más horas con los pies descalzos y veré a mis 03 sobrinos jugar, como una representación de la inocencia de nuestros niños. Que todo les sirve y todo les vale para ser felices. Hace unos días he visto como la más pequeña de mis sobrinos se ha entusiasmado ante un cartera amarilla de menos 10 centímetros  que una de sus tías le ha regalado. Era muy gracioso verla con una cartera en miniatura colgando del hombro.

Este nuevo año no quiero ser esclavo de un teléfono inteligente. Lo cambiaré por uno de tapa, de esos que sirven para hacer y recibir llamada (únicamente). Puesto que detesto que cuando estoy hablando con alguien, ese alguien le preste más atención a su teléfono que a mí. Confieso que desde que tengo un teléfono inteligente, le presto menos atención física a las personas.

Este nuevo año me he propuesto recorrer y estudiar el Perú. He leído en internet que a partir de marzo podremos comprar pasajes hasta por 60 soles. No viajar y conocer el Perú con esas tarifas, serán solo excusas. Poco a poco los viajeros y caminantes, nos vamos reciclando a medida que el mercado se va adecuando a nosotros.

Este nuevo año empapelaré Lima con mi Curriculum vitae. Lo enviaré por todos lados. Por todas las mesas de partes. Está claro que en Lima necesito de dos empleos para “poder dormir a la hora que quiera y despertar a la hora que también yo quiera”.

Minutos antes de despedir el 2016 me beberé una botella de whisky. Yo solo, tal cual. Seré el más egoísta del mundo. No compartiré el alcohol con nadie. Si me piden agua, he comprado 6 botellas de 2 litros y esta no se niega. Pero, si me piden un poco de mi alcohol me haré el que no escucho. Si me lo vuelven a pedir, diré ¿Agua? Sí, sí, la que desees. Si luego pierdo amigos por no compartir el alcohol, no pasa nada. Corro tras ellos, el abrazo tan fuerte como pueda y vamos por una coca cola. Total, para qué me voy a complicar.