ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

En los primeros meses del 2014, el candidato al GOREL, Fernando Meléndez Celis, y su esposa Rosío Torres emprendieron una campaña contra el entonces gobernador Iván Vásquez Valera. Una de las acusaciones, que incluso llegó a la Comisión de Fiscalización del Congreso de la República, fue que se descontaba a trabajadores CAS una parte del sueldo para destinarlo a Fuerza Loretana, la agrupación que lideraba el gobernador dw entonces, que a su vez era candidato a la reelección.

Iván Vásquez respondió que esos descuentos eran voluntarios e iban, efectivamente, a la agrupación. Muchos años después, ya instalada en el Congreso de la República, Rosío Torres fue acusada de obligar a varios trabajadores contratados en su oficina congresal a que entreguen buena parte de las remuneraciones para usarlas en beneficio personal.

Aunque la empleada denunciante mostró los depósitos, otra de las afectadas llegó a decir que el dinero entregado era sólo un préstamo. Pero nadie creía esa explicación, claro. La acusación incluía a su esposo Fernando Meléndez, candidato a gobernador, quien usaba de esa forma recursos del Estado para su campaña.

Con la misma intensidad con que acusaron en su momento a Iván Vásquez, los esposos Meléndez Torres se defendieron ante las evidencias. A pesar de las pruebas, el Congreso de la República blindó a Rosío Torres de toda acusación.
Hoy, ambos están en campaña. Él para gobernador, ella para senadora.

Sin embargo, la historia no terminaba, solo estaba continuando.

En los primeros años de la década del 90, una orquesta brillaba con luces laser en las fiestas de Iquitos. Un empresario tuvo la feliz idea de “regalar” un grupo musical a una de sus hijas. Como parte del regalo, se entregó la administración de la orquesta al esposo desempleado. (Aquí, un paréntesis: eso de dar empleo al yerno ocioso no es novedad y viene desde los años en que la bonanza económica se instaló en Iquitos, esos años conocidos como “la época del caucho”. Ahora mismo hay varios “pechosfríos” que se pasean con pana y elegancia gracias al matrimonio con una ricachona. Cierro paréntesis.) El esposo/administrador echó ojo a la vocalista, una linda dama que no sólo tenía hermosa voz, sino cadenciosas cinturas y sus labios no solo entonaban canciones sino, en los ensayos y después de las actuaciones, besaban al “dueño” de la orquesta.

El asunto no pasó de las habladurías de las tías y murmullos de amigas, a pesar de que el suegro ofendido mandó a seguir al yerno y, con fotografías de por medio, mostró a la infidelidad en su entorno familiar. Muchos años después, mejor decir muchas infidelidades después, en el primer semestre del 2024, se hizo viral una información sobre el comportamiento del dueño de una empresa y una vocalista. Ambos mantenían una relación semiclandestina, que, en realidad, todos sabían y consentían. Como en estos tiempos aquello del «amor entre dos es atroz» se ha hecho un modo de vida, la parejita buscó la compañía de otra parejita, vinculada a la industria de la construcción. Como en otros rubros, quien muestra idoneidad para destruir obras hizo lo mismo en la relación del empresario de espectáculos con la vocalista.

Primero fueron murmullos y en las calles de Iquitos. Se hablaba de procreaciones truncadas, no precisamente musicales. Hasta que una de las damas, que al parecer estaba sobrando, salió a los medios sin miedo y dijo su verdad. La cantante aludida aún no ha dicho esta boca es mía y es posible que nunca lo diga. Será mejor que nunca lo diga. Está en su derecho. Mientras tanto anda por las redes ofreciendo, musicalmente se entiende, su palometa, exclama su emponderamiento, difunde sus bondades anatómicas. Está bien que lo haga. Mientras tanto, las sobrinas/nietas de las tías/abuelas que en la década del 90 se sorprendían de la infidelidad del yerno de turno, ahora cumplen su rol. Esas señoras contemporáneas, aquellas que creyendo que por pertenecer a un club de beneficencia se les abrirá las puertas del cielo, se hacen las sorprendidas y exclaman las frases más cuestionadoras y cuestionables.

Ambas cantantes, luego de esos incidentes, siguen cantando, encantando y agregue todos los gerundios que el rico castellano proporcione.

La historia no terminaba, solo estaba continuando.

Durante el gobierno municipal 2003-2007, hubo varios escándalos. Uno de ellos se originó en la Gerencia de Desarrollo Económico que dirigía el economista Vladimir Chong. Encargado de la distribución de insumos en el programa Vaso de Leche, una mañana se encontró tarros de leche “Gloria” en el domicilio de otro empleado. El escándalo estaba dado. Esa leche fue donada a Vladimir y cometió el tremendo error de guardarlos en los almacenes de la MPM.

Persistente en el error, Vladimir no tuvo mejor idea que trasladar del almacén municipal a la casa de otro funcionario. Cuando ingresaban los tarros a una casa los encontró la prensa y el escándalo estaba dado.

Desde esa fecha se le recuerda el caso a Vladimir Chong. Cuando Vladimir fue candidato a la Alcaldía de Maynas, el dirigente sindical Eduardo Vásquez Vásquez declaró en el diario “La Región” que el economista “(…) En Maynas ha pasado sin pena ni gloria”, en clara alusión a la leche y al lechero. “Vladimir Chong es parte activa de FACEN, pero no es un buen ejemplo, pues en FACEN ha habido mafias, al igual que en toda la universidad (…) no lo conozco como un tipo dialogante. No es una buena carta para Maynas, definitivamente”, agregó Vásquez en plena campaña.

Más de una década después, Vladimir Chong Ríos, ya convertido en alcalde de Maynas, ha guardado silencio ante las evidencias de robo de combustible desde la central de Serenazgo. La intervención de la Fiscalía y del Poder Judicial en el sistema de seguridad ciudadana se dio en medio de la pugna del alcalde por subir los arbitrios para financiar este servicio. Lo del robo de combustible lo ha dejado sin argumentos y, después de varios días, ha reaparecido con su estilo populista y demagógico en algunas zonas rurales de Iquitos. Se ha limitado a retirar al gerente y subgerente de Seguridad Ciudadana y Serenazgo.

Llama la atención que teniendo (mal)formación aprista, el alcalde de Maynas muestre carencias de reacción política. No se sabe qué más hará para que no se vea comprometido con el robo. Pues desde los regidores hasta funcionarios, e incluso el periodista Dante Encinas, que siguió el caso, todos han dicho que Chong Ríos sabía de estas irregularidades y no hizo nada. Lo que hace años hizo con la leche lo está repitiendo con la gasolina.

Si después de la leche postuló a la Alcaldía de Maynas y ganó, después del robo de gasolina quizás Chong postule para ser senador por el fujimorismo y sea elegido.

La historia no terminaba, solo estaba continuando.

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