En el fin de las pasadas elecciones del 2014 los encendidos debates se intensificaron a lo largo y ancho de la región frondosa. Cualquier colectivo quiso conocer las propuestas de los tantos candidatos y de la noche a la mañana estallaron las polémicas para ayudar a votar a los pobres electores. Fue así como Fernando Meléndez acabó fuera de la contienda de las ánforas, debido a la extraña manera de correr de esos eventos fundamentales para la vida democrática.
Para el candidato del Mil correr no era hacerse el loco, renegar de las entidades que convocaban a esos eventos o no acudir simplemente a esos encuentros, sino pegar tremendas carreras que no se detenían ni ante los más terribles obstáculos. El primer debate le dejó fuera de Iquitos y ya no quiso volver a la campaña por razones obvias. Antes de la realización del segundo debate ya estaba en el extranjero con visa y todo. Su ubicación se perdió después y no acudió a votar por él mismo en aquel año, hecho que motivo la frustración de sus seguidores que habían esperado verle brillar en esos debates con su reconocida destreza verbal, su sorprendente capacidad polémica y la exposición didáctica de sus novísimos argumentos como aquello de la rebaja del precio del gas.
Los años han pasado y todavía Fernando Meléndez no aparece en la ciudad. Se presume que sigue corriendo de los debates que ya no existen. Podría estar en uno de los extremos de la tierra donde la temperatura es de 98 grados centígrados y donde solo sobrevivían unos canguros. Otros dicen que encontró por fin trabajo como atleta aficionado para representar a alguna ciudad del este norteamericano. No faltan los mal pensados que sostienen que el aludido, en un exceso de amor filial o familiar, decidió correr la misma suerte que su distinguido suegro, el prófugo Cirilo Torres Pinchi.