Más tristes que putas

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

En “Memorias de mis putas tristes” Gabriel García Márquez narra las peripecias de un nonagenario que no tuvo mejor idea que darse como regalo de cumpleaños una niña para una noche de placer, sexual, ni modo. Pero más allá de ese argumento que provocó la ira de los mexicanos contra el Premio Nobel porque –decían, creo con exageración- hacía una apología a la prostitución y a la explotación sexual lo que me provocó miles de reflexiones fue el pasaje en el que se deja entrever que los principales clientes de las muchachitas que trabajan en el oficio eran las autoridades del pueblo y que por eso la madame que las proveía no se preocupaba de nada. Esto es ficción. Es lo real maravilloso. Y uno lee el libro en sus menos de 50 páginas con deleite y pensando en llegar a los 90 años para ver cómo los celebra.

Según sus biógrafos el siempre polémico Jorge Luis Borges en sus obras ha creado el mundo ficticio de tal forma que es un lugar donde las mujeres existen como objetos secundarios y solo para proveer a los hombres de una oportunidad para el sexo. Si hay una arma para la negociación entre hombres el sexo ocupa primer lugar. El sexo está alejado de la procreación o el placer. Eso es ficción y realmente maravilloso porque coloca a los hombres en la condición de animal.

Así podríamos seguir enumerando la presencia del sexo en las obras de los más grandes de la literatura. Los cuadernos de don Rigoberto o Las travesuras de la niña mala de Mario Vargas Llosa muestran vivencias donde la sodomía y el incesto son frecuentes.

Se hablará también que el escritor colombiano frecuentaba los burdeles de Barranquilla y los prostíbulos de París. Se dirá también que el poeta argentino se casó a la edad de 87 años con María Kodama provocando las controversias propias de la diferencia de edad, pues ella apenas había pasado los 40. Se anotará con justa razón que el peruano-español se casó con su prima hermana luego de divorciarse de la hermana de su tía. Todo ello dentro de una maravillosa realidad que tiene como telón de fondo el amor que, como bien sabemos, muchas veces está muy cerca de la enajenación.

Pero todas estas consideraciones literarias y biográficas de quienes en otros y en estos tiempos nos han provocado los más hermosos pasajes del amor y sus demonios no tienen nada que ver con lo que hemos soportado, sí, soportado, éstas últimas horas cuando se ha presentado un caso de proxenetismo, prostitución y desamor en el que están involucrados personajes públicos que han hecho de su vida privada algo tan impúdico como deplorable. Y me he sentido más triste que esas putas literarias y, también, que aquellas que ofrecen amor a cambio de platita en las plazas y calles de Iquitos.

6 COMENTARIOS

  1. Buen artículo. Leí ese fantástico relato de Gabo, «Memorias de mis putas tristes» , gracias a Susy, en su casa de Comas. No me sorprendió para nada, pues el gran Gabo, ya mencionaba sus fantasías sexuales en » El amor en los tiempos del cólera», cuando relata que se encamaba con una niña de 14 años, que se la encargaron como tutor. La chica se enamoró apasionandamente y luego se suicidó, cuando Gabo la deja, y despues de esperar 50 años, vuelve son su amada de toda la vida (al enviudar ella) y son felices en un barco, del cual Gabo era dueño.

  2. Muy bueno el comentario, sin emabargo es necesario precisar diferencia entre puta y prostituta.

  3. CONSIDERO QUE SOLO HAS LEIDO LA CARATULA DE LA NOVELA DE VARGAS LLOSA A LA QUE HACES REFERENCIA EN ESTE ARTICULO…
    PUES DICHA NOVELA, EXCELENTE POR CIERTO, NO TIENE NADA QUE VER CON EL TEMA QUE ESTAS TRATANDO…

  4. Excelente comentario, felicitaciones…pero la ficción es reflejo de la realidad y lamentablemente es nuestra realidad….

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