El día del paro ciertas personas se dieron al deporte de ensuciar las calles para impedir el tráfico de vehículos. Y de esa manera ensuciaron todavía más las calles habitualmente sucias. Lo cual fue una verdadera aberración. Lo que debieron hacer los protestantes de todos los pelajes y las filiaciones es limpiar la ciudad de tanta basura acumulada.