Los dos Chávez

Martha y Hugo

No hay duda que cualquier atisbo de intervención, secretismo, manipulación o estatización será el manantial mediático que tendrán los fujimoristas y la oposición en general para poder atribuirle al nuevo gobierno el san benito de seguir o empezar con el modelo “Chavista”. Así como en el gobierno de Alan García la corrupción o el sobrepeso de su imagen eran motivo de burla y de reconocimiento ante la sociedad o cuando se le vinculaba con o sin razón a Toledo con la borrachera o la banalidad de sus gastos, igual, será el tema con los nacionalistas, pero esta vez con la censura o la intervención ya sea política o económica en diferentes campos.

El tema se vio evidenciado cuando la congresista fujimorista Martha Chávez armó su escándalo en el Congreso cuando Humala Tasso asumía el gobierno delante de varios mandatarios de la región. El hecho, de por sí vergonzoso y que culminó en sus suspensión por 120 días, ha puesto otra vez en el debate si en realidad se empezarán a activar los mecanismos para callar a los congresistas “bocones” o si se está ensayando un procedimiento para ver si el resto se alinea al menos en las formas.

Martha Chávez llevó a la exageración su discurso ante los medios relacionando esta supuesta juramentación por la carta magna del 79 como el inicio de la dictadura, el desgobierno o el modelo chavista. “Ya, ven, ya ven, yo se los dije” parece decir cada vez que interviene ante los medios, obviamente, más que defendiéndose de su bochornosa actuación, tratando de posicionar el prurito este contra los nacionalistas. Mientras tanto el otro Chávez, el de Venezuela, ni suena ni truena en este entuerto, pero aún así será la piñata permanente.

Es cierto que la sanción puede haber estado bien merecida, incluso con aprobación no declarada de sus compañeros de bancada, también es cierto que más que lo vergonzoso que puede haber resultado el hecho del 28 de julio, es que los nacionalistas actuaron con sentido de oportunidad poniendo el parche justo ante la congresista que más bulla iba a provocar por estos primeros meses. Como para, de paso, ir acomodando los puestos de confianza y funcionarios no tan venidos a la izquierda pero necesarios para mantener el equilibrio que buscan ciertos sectores.

También – obviamente – es una señal para los que se atreverán a vociferar de ahora en adelante, puede ser incluso una guerra declarada al fujimorismo con quien seguramente se darán las mejores puyas en este quinquenio. Más allá de lo correcto o no, el hecho es que es saludable que una oposición tan cohesionada como la fujimorista exista dentro de este parlamento pues ayudará al balance de los poderes al interior del Congreso. Por lo demás los dos Chávez (Hugo y Martha) al menos estarán lejos de la agenda por un tiempo prudente.

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