Los ahogados

Por Miguel Donayre Pinedo

Estos días no cesa el acoso de los mercados sobre Europa, en especial con España e Italia. No hay tregua. Se ceban, dicen por aquí. Las bolsas son un carrusel de azúcares y sales. En la mañana son de pérdidas y en las tardes se recogen beneficios de los grandes o al revés. Los periodistas, telediarios, agentes de bolsa, analistas financieros hablan de los mercados, pero nadie los puede identificar. Es la “mano invisible” de Adam Smith, pero estos están llenos de codicia, de ganancias rápidas, pero ¿quién dice que la prima de riesgo de un país sube o baja? Los mercados, las agencias de calificación. Estas mismas agencias son las que cerraron los ojos ante el descalabro financiero en los Estados Unidos de América ¿podemos seguir creyendo en sus predicciones? A veces pienso que estos vaivenes de los llamados mercados es la expresión patológica del mismo sistema. Un sistema que nació con defectos, como todos, pero en lugar de enderezarlos se ha ahondado y tenemos la crisis que vivimos ahora. Es un laberinto difícil de salir y si sales mueres de asfixia.