En esta época de los logaritmos que son los incardinan nuestras preferencias en las noticias e información y hasta en ¿gustos y amores? – lo trágico es que cada vez caminamos hacia un universo de anteojeras y con poca experiencia de vida. Por medio de estos logaritmos te pueden conseguir una cita con una persona que se adecua a tus gustos y pueden surgir amores. Tememos el riesgo, no nos gusta sufrir, vamos a lo seguro. La opinión de me gusta o no es suficiente en este mundo virtual. En este capítulo de los gustos en las redes sociales tenemos por ejemplo, hay una editorial X que está en la fase de publicidad de un libro Z y muchos le dan me gusta e incluso recomiendan el libro de marras. Las veces que les he preguntado a estas personas que si habían leído el libro me dijeron que no, pero lo recomendaban ¿cómo puedo así recomendar un libro por la sola sumilla publicitaria?, ¿es un pose o postureo lector o de lectora?, ¿es un síntoma de lo narcisos que somos y alimenta las redes sociales?, ¿es simplemente estupidez? Hay más preguntas pero lo dejamos ahí. Aunque la situación no que allí. Tenemos que en este mundo cerrado de las redes sociales ante la celebración de un día importante, por ejemplo, el día internacional de la mujer o de la tierra o el que fuera, algunas editoriales, periódicos o sitios de lectura te dicen lo que debes leer. “Son los diez libros imprescindibles que no deberías dejar de leer para entender la ecología o el feminismo” ¿es esto posible? Cada vez que leo esas listas pienso que son la mar de desatinadas. Nos están orientando sesgadamente a la lectura con un claro interés utilitarista, pero no de promoverlas. Lo que molesta es esa coletilla “de libros imprescindibles”. Me parece que hay maneras más inteligentes para conquistar lectores y lectoras pero no presentar y apretar una ristra de libros y autores. Con tanta variedad de puntos de vista la lista no puede resumirse en diez libros. Hay que dejar que la lectora o el lector elijan. La lectura es un gran acto de libertad así como la elección de esta. Esta estrategia comercial, sinceramente, me da escalofríos ¿Por qué diez y no cincuenta, mil libros o leerse con pausa una biblioteca? Sí se quiere promover la lectura de libros esta es la estratagema más tonta y, cómo no, tardía porque a la legión de lectoras se forman desde la cuna.

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