180La burbuja inmobiliaria, la crisis política y la debacle económica (de pésima gestión) han dejado una factura muy grande e impagable a muchos sectores de la ciudadanía aquí en España. Es una gran decepción. En esa época que los pisos (departamentos) se sobrevaloraban de mes a mes se hincharon tanto como una rana en el estanque caliente que reventaron. En este contexto del boom del ladrillo, el Estado intervenía, con rubor y timidez, construyendo pisos de protección social, en cantidad menor de cara al mercado libre inmobiliario (así los constructores y bancos se frotaban las manos con los créditos). Estos pisos eran para aquellas personas de menores ingresos y que éstas pudieran acceder a obtener una vivienda digna a través de una hipoteca a largo plazo con un pago de acuerdo a sus circunstancias. Pero todo esos beneficios se fueron al tacho en un abrir y cerrar de ojos. Los de pisos construidos eran de competencia municipal. Cuando vino la crisis económica muchos de los Ayuntamientos cercanos a la quiebra, como el de Madrid (uno de los más endeudados de España), vendieron esos pisos a los denominados fondos buitres que son fondos de capital de riesgo o fondo de inversiones libre que invierten en deudas de instituciones públicas que están a centímetros de la quiebra. Y así lo fue. El Ayuntamiento de Madrid vendió esos pisos a esos fondos que poco a poco fueron mostrando las garras contra los deudores. En plena crisis económica, con un paro del veinticinco por ciento, los fondos buitres comenzaron a presionar a los hipotecados – recordemos que España tiene unas cifras de paro más altas de la Unión Europea, y estos no pueden ni podían pagar la hipoteca. Les elevaban y elevan las hipotecas que devienen en impagos, claro está. E inmediatamente les inician juicios por desahucios a familias donde la pareja con hijos están en paro y viven de las ayudas de los familiares. Muchas familias pasaron a la calle sin miramientos. El piso de protección social construido con dinero público ha pasado a manos de un fondo buitre y este ejecuta desahucios contra la ciudadanía, cruel ironía. La ciudadanía está indefensa. Mientras la clase política sigue negando esta realidad. Mal andamos.

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