Las emociones en juego
Por Miguel Donayre Pinedo
Luego de estas elecciones de la democracia a la española, con un solo debate entre los candidatos, realmente era un resultado de preveer. Ganó el partido conservador ante la torpeza de los últimos meses del actual presidente de Gobierno. Metió la pata hasta el fondo y lo peor que tomaba decisiones sin explicar a la ciudadanía porqué las toma. Parecía un muñeco ventrílocuo de Alemania y de otras instancias económicas. Se notaba que tenía poco margen de maniobra y con el déficit de no conectar con la ciudadanía que le votó. Debió tener un plan b en la manga pero obtusamente se propuso hacer recortes como un poseso. Ganó el partido conservador sin pena ni gloria. Durante la campaña ni siquiera esbozó su plan de gobierno [como lo hizo en su momento Fujimori frente a Mario Vargas Llosa], solamente decía chorradas como esta: “haremos un plan de gobierno como Dios manda”, ¿? ¿Pedirá ayuda al Altísimo – como diría el finado presidente Belaúnde [campeón de frases huecas]? Lo peor de lo peor, es que dos días antes de las elecciones los llamados mercados pusieron a España al borde de la quiebra, fue un golpe de efecto sobre las emociones de los electores y electoras. El final es el que querían los especuladores.