De todas las series que ha difundido Netflix la referida a la vida de Luis Miguel, “El sol de México” quizás sea la de peor producción. Condición que es salvada por el contenido. Que no es otra cosa que la vida azarosa de uno de los mejores intérpretes de la música hispanoamericana –estuvo en Iquitos junto a su padre Luis Rey Gallego allá por la década del 80 cuando un hombre de nombre José Silfo Alván del Castillo, se empeñó en traer a la capital loretana a los artistas más famosos, grandes y pequeños- cuya penúltima noticia fue el embargo de su mansión por deudas tributarias. Desde que su padre descubrió el talento innato se dedicó a abrirle camino en el mundo del espectáculo de la peor manera posible. De esa manera, Luis Miguel llegó a la cima de la popularidad pero al subsuelo de la autoestima. La serie –por fines comerciales se emite solo los domingos por Telemundo y Netflix- aún no aborda todas las circunstancias difíciles del ídolo mexicano. Sin embargo, algunos libros sobre su vida ya se han publicado con anterioridad y en varios de ellos está basado el argumento. Su madre abandonó la casa para nunca más volver y nadie sabe si está viva escondida por propia voluntad en alguna parte del mundo. Su padre murió hace 26 años, mucho tiempo después que el cantante le botará de su entorno por deudas que le iban a llevar a prisión. El último de sus hermanos fue llevado por su madre, quitado luego por su padre y entregado a una de las abuelas y cuando estaba totalmente solo fue dado en custodia a uno de los empresarios del entorno para luego desaparecer. Según una investigación periodística la última vez que lo vieron fue en Guadalajara, donde se dedica a la enseñanza. No tiene ningún vínculo con el cantante. No quiere tenerlo.

Sobre los amores que marcaron la vida de Luis Miguel sólo queda un poco de desamor. Antes de entrar a la adolescencia ya estaba asediado por las chicas. Adolescente el asedio venía de su parte y con el tiempo llegaron los hijos que, en el mejor de los casos, están bajo el exclusivo cuidado de los familiares maternos. Todo ese drama que ¿fue?, ¿es? ¿será? La vida de Luis Miguel se ha popularizado gracias a la serie. Tanto así que después de emitirse el primer capítulo se ha organizado una gira con 78 presentaciones que, entre otras cosas, abultará la cuenta bancaria de “El sol” en su nuevo brillo. Uno de esos conciertos ha sido revelador: Al interpretar se notó que Luis Miguel contenía el llanto. Un llanto contenido por su vida. Nunca se sabrá si esas lágrimas iban a brotar por el dolor de la mamá perdida, el papá explotándole, el hermano alejado/perdido o la madre de sus hijos.

Los medios están que bombardean con noticias sobre Luis Miguel. Ha vuelto a las primeras planas. No como antes, sólo con su música. Esta vez su vida está expuesta. Esa exposición le devolverá los millones. Pero ese dolor producido por el entorno familiar no se irá nunca, como ¿él mismo ya confesó cuando le preguntaron sobre el día que se enteró de la muerte de su padre, a quien desde que expulsó de su entorno nunca más volvió a verlo: “Ha sido uno de los días más dolorosos de mi vida porque él me inició en el mundo del canto que me ha dado todo”. Casi todo. Porque le ha quitado esa felicidad eterna que es frecuentar la familia.