[ Por: Gerald Rodríguez. N].

La sangre se llena de incertidumbre y de espanto al ver que existe una mafia instaurada en algunos gobiernos regionales del país, la cual no solo pone en tela de juicio la confianza de la de la justicia, sino que lo mancha, lo debilita y hace que se lo sea vista con mayor desconfianza al prescribirse los derechos de los pobres y vulnerados. La mafia no solo se ha instaurado en la justica sino que esta tiene raíces en la vida política que ha hecho de la justicia su agua jabonada para parecerse siempre limpio sin importar las normas que se establecieron para cumplir todas y todos los peruanos.

La justicia entonces no es ciega, como todos creíamos, sino que es tuera, que con un lado no ve las consecuencias que estos actos de corrupción están ocasionando en el sentir de la población, el debilitamiento de la democracia y la muestra de lo más bajo y miserable a la que puede llegar la conciencia humana. Así seguimos forjando que somos exclusivamente una nación blanca, católica y liberal. Aunque nuestra justicia de mestizajes corruptos, nuestra administración de equilibrio social sea el más asombroso por ser el más burlado ingeniosamente por el criollismo y la viveza, tal vez sea lo mejor entre lo peor que tenemos de la creatividad criolla. Aunque nuestra vida política se caracterice porque el presidente de todos los peruanos es elegido por el diez por ciento de la población, exactamente es el mismo porcentaje que vive directamente o indirectamente del Estado; son estas cifras porcentuales los que hacen de la justicia el medio para seguir vigente en la sima, con corrupción cristiana hasta la fe en ella, y construir el camino hasta la cima de la intolerancia y de la hostilidad social a la que la población va llegando. La población ya no cree en la justicia, aunque pensaba que era ciega, ahora está convencida que con un lado no ve la justicia y con el otro ojo, el ojo criollo, ve la forma como hacer de la injusticia algo que parezca justa sin verdad. La simulación que hace cumplir la justicia solo se advierte a que si se está haciendo justicia, pero con defectos. La virtud de la justicia muere en ella, al no aceptara sus defectos con lo que se está administrando la justicia. Desde muy temprano en nuestro país se dio esta tendencia a excluir la verdad única para todos y crear una verdad falsa para favorecer siempre a ese pequeño porcentaje que se beneficia del Estado.

En el Perú hoy se trata de construir un Estado infinitamente poderoso, injusto y molesto, ya que la sociedad por fortuna ha aprendido a vivir sin él, sino de la injustica a la cual todos acuden para favorecerse. La iniquidad de una justicia en el país antipopular y abusivo, cambia su seriedad y función única por una administración oscura y corrupta que hace que las normas solo sean esos, trampas para huir de lo justo y vivir sin ser juzgado, con un lado de ojo de la justicia, con ese ojo que solo ve lo justo para los que hacen de ella su mejor cueva.

 

 

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