IV Festival Yrapakatun:

La fiesta cocama

Escribe:Percy Vílchez Vela

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En pleno febrero, en el reinado del soberano Momo y sus cancilleres de ocasión, entre bandos pícaros y burlescos, entre aguas que van y vienen, entre pandillas alrededor de palmeras, una parte de la cocamería, que desciende de una u otra manera de una de las familias más combativas de la Amazonía del Perú, los Pacaya, ha decidido celebrar su propia fiesta, celebrar la riqueza de su propia cultura. Entre tantos festejos, celebraciones y demás diversiones, destaca ese evento que surge de la verdad esencial de una de los linajes más fascinantes de la selva peruana.  Algo que merece todo el apoyo y toda la adhesión de personas y colectivos de esta parte del variado y múltiple Perú.

Cuando hace siglos el explorador Juan de Salinas Loyola visitó el remoto pueblo de Benorina, se sorprendió de la cantidad de gente que había, de la calidad de las vestimentas o ropas, del orden y de la visible cultura material. Esa aldea era de los cocamas de entonces y estaba en el lugar donde después surgió la ciudad de Nauta. Era temprano en las relaciones entre los oriundos y los forasteros y la satanización de los indígenas ni siquiera se insinuaba. Ello vino después y dura hasta ahora.

De los relatos del explorador castellano se desprende que esos cocamas eran grandes navegantes. Tanto que le llevaron hacia el Cuzco, lo que demuestra que las redes de relación y de intercambio con el ande era intensa. Pero los cocamas van más allá del simple acierto en el manejo del medio, de la habilidad física. Fueron los primeros en asimilar la utopía ancestral, esa religión del bosque que se llama Tuyuka Iran o Tierra sin Mal que se  relaciona con el shamanismo en su más alta expresión.

Vamos a Santo Tomás
Vamos a Santo Tomás

La cultura cocama todavía es desconocida entre nosotros. En varios sectores, hasta donde menos se espera, prima el perjuicio, la mirada torcida, el desprecio. Una de las maneras de vencer ese absurdo es el Festival Yrapakatun. Es una fiesta cocama como una reivindicación puntual de los marginados, de los que esperan su oportunidad en esta región tradicionalmente excluyente. Esta 2013 va por su cuarta versión y se llevará a cabo del 11 al 17 de febrero, en Santo Tomás. Su programa es rico y variado e incluirá recepción a visitantes, almuerzo comunal, talleres artísticos, venta de artesanía cocama, concurso de mashakaras, de faroles mitológicos.

El lugar central de la fiesta cocama será el balneario Tomás Huanaquire. El ingreso es libre. Todo ello lejos de las otras fiestas que en la mayoría de los casos son imitaciones burdas de diversiones ajenas, de celebraciones que nada tienen que ver con lo esencial de los moradores de esta parte del país. Es hora de repensar nuestro propio papel en este país y la cultura nos puede ayudar a entendernos mejor. De manera que la fiesta cocama cae como anillo al dedo en un lugar que siempre ha preferido mirar hacia afuera, ninguneando su propia sabiduría, su propia cultura, su propio valor.