Jorge Satiestevan, QEPD
Por Miguel DONAYRE PINEDO
Leí una mañana los diarios peruanos y me encontré con la ingrata noticia de la muerte de Jorge Santiestevan de Noriega, quien fue el primer Defensor del Pueblo en Perú. Me sorprendió, confieso que me cogió con el pie cambiado y me acongojé por unos momentos. Recuerdo su bonhomía en la primera entrevista con él cuando me propuso ser su representante en Loreto. Fue directo y sin rodeos. Como también lo fue en su lucha por la vigencia de los derechos humanos – que no suene esto a un elogio extemporáneo al fallecido. Lo dicen los informes anuales y monográficos que publicó e hizo conocer a la ciudadanía y a los poderes públicos como Defensor del Pueblo. Desde el primer momento señaló que investigaría a las personas forzosamente desparecidas como consecuencia del conflicto armado interno [el pasivo de 69,000 víctimas señalado porla Comisióndela Verdady Reconciliación, fue un duro revés a un país como Perú]. Fue el marchamo. Lo hizo en diferentes frentes como cuando presidióla ComisiónAdHoc de personas injustamente detenidas y lo hizo con mucho éxito. Tanto que la institución se legitimó y tuvo el perfil del Ombudsman iberoamericano de claro defensor de los derechos humanos. En este réquiem recordar sus palabras en defensa a la vida: “El hecho de que la desaparición de personas se haya convertido en un tema del pasado deja, sin embargo, una tarea pendiente para el futuro inmediato en lo que se refiere al conocimiento de la verdad de lo ocurrido, la solución a la situación jurídica de las víctimas, la posibilidad de encontrar los restos y brindarles cristiana sepultura, así como la consideración correspondiente a la compensación debida”. Qué en paz descanse.