Segundo no llegó de primero

El alcalde de El Putumayo esta mirando a otro lado y no a su pueblo.

Tras la torrencial lluvia con vientos fuertes incluidos que ha provocado el desbarrancamiento o deslizamiento que se ha registrado en El Estrecho, provincia del Putumayo, donde lamentablemente ha fallecido una persona y ha dejado miles de soles en daños materiales, salta la queja de los pobladores del lugar con relación a su autoridad municipal, Segundo Julca, a quién señalan que más para o vive en Iquitos que en esa jurisdicción.  Lo cierto es que lo de Julca no es novedad, solo que sus incondicionales amigos, muchos de ellos en el entorno cercano del gobernador, que son campeones en fijarse en la paja del ojo ajeno, en este caso, se meten la lengua donde no les da el sol ni la lluvia. Así son pues.

Ayuda que demora

La información da cuenta que ante la desgracia en San Antonio de El Estrecho, la reacción de las autoridades viene siendo lenta. La ayuda -hasta el cierre de edición- era nula y que recién hoy se estaría tomando medidas al respecto. En pocas palabras una tortuga es más ágil y rápida que el sistema de Defensa Civil.

Se salvó una vez más

La alcaldesa de la provincia de Maynas se salvó de la vacancia, pero no del todo, porque ahora será el JNE el que tenga el caso en su fuero. Aunque aquí somos muy críticos de las gestión de Adela Jiménez, sin embargo esto de los intentos de sacarla de la alcaldía provincial tiene clarísimo tinte politiquero más que preocupación por su mala gestión. Creemos, además que tendría que haber un filtro en las instancias electorales para esto de los revocadores, vacadores y demás layas, que si bien son herramientas de nuestro sistema democrático, pero por su fragilidad son mal usados por personas que de lejos se les nota sus intenciones oscuras.

Esos bullangueros

Mala costumbre que las personas acudan a las Sesiones de Concejo a provocar laberinto.

Lo que debemos señalar y con firmeza es la forma como la autoridad municipal, permite que una sesión de concejo se convierta en una especie de hora loca, al dar luz verde para que su portátil haga bulla e interfiera el debate. Si bien las sesiones son de carácter público, esto no quiere decir que la gente asiste a fregar la misma. Deben ser solo espectadores pasivos, pues no tiene ni voz ni voto. Por lo tanto hacerse de la vista gorda solo pinta a la alcaldesa y su entorno de ser un pésimo ejemplo de autoridad.

Por qué no abren investigación

Otro audio más se ha difundido donde se presume que los protagonistas del mismo son Víctor Isla y el alcalde de Tarapoto. Lo que se escucha, y se lee -sobre todo en las redes sociales- es de lo más diverso y contradictorio. Y eso en política no es novedad, pero lo que debemos exigir es que las autoridades cumplan con su responsabilidad. Nos referimos a las encargadas de administrar justicia. Por ejemplo, Isla indicó que ha presentado documento ante la instancia respectiva. Sin embargo creemos que hace rato  de oficio ya debieron intervenir en este sonado caso. Porque si no como muchas veces, esto será un circo más y como ya llega la temporada pues se presta para ello.

Más fácil es pellizcar un vidrio

Es bien difícil que tengamos una actitud seria y responsable de nuestros líderes políticos. De los que se pintan como candidatos de los movimientos regionales. Si tiene una poquita voluntad esta es diluida por su entorno más cercano, quienes ejercen un poder sobre ellos, porque son en su mayoría los que ponen o consiguen el billete para la campaña. Así que eso de Hoja de ruta, Loreto al 250, pacto político, etc. parece aún un sueño de opio.

Nadie los mueve

Nadie le pone el cascabel al gato.

Alguna vez un alcalde quiso poner orden y seguridad entre los cuidadores de motos, pero fue imposible porque no solo estas personas saltaron, sino, como ya es costumbre, los opositores políticos fueron cómplices de esa acción en contra de la ciudad. Han pasado un par de gestiones y el problema sigue y se agrava más y más. Nadie se quiere comprar el pleito, porque es de aquellas medidas impopulares que le pasaría la factura a cualquier autoridad, más si esta tiene todos los sentidos puestos en su próxima campaña electoral. Fregados, pues.