Jardines y farallones
Por Miguel Donayre Pinedo
La red de redes se asemeja y mucho al paisaje amazónico, por sus ríos, quebradas, lagos, riachuelos que se interconectan fácilmente. Aunque en su valoración la telaraña comunicativa se puede volver maniquea. Hay muchos críticos, que señalan el libertinaje existente en ella. Otro sector, señala las bondades y límites de estos. Me escoro por lo segundo. No creo que sea ni mala ni buena sino un instrumentos para la información y, si se puede, comunicarnos. Aquí lo importante de la red y los medios de comunicación. Sin embargo, lo que si percibo es una mala baba de parte de los/las internautas cuando comentan las noticias. Hace poco en este diario se publicó la opinión de una líder indígena. Al leer lo que los lectores y lectoras opinaban, amén del encono y machismo desmelenado, me saltó inconscientemente la alarma. Las opiniones se dirigían sobre cuestiones que no tenían nada que ver con la opinión de ella. Por ejemplo, si era o no era indígena porqué hablara o no la lengua entre otros débiles argumentos, y los insultos se incrementaban bajo el escudo del anonimato. Me parece en este sentido que el espacio libertario de Internet se pervierte, colisiona con otros valores como el respeto a la persona. La libertad hay que saber usarla sino caminamos a oscuras.