Hispania
Por Miguel DONAYRE PINEDO
La larga sombra del caudillo Franco aparece y está omnipresente en la vida pública española, es decir, en su gris democracia de cartón piedra que anda teñida de autoritarismo. Es de no creerlo, en plena crisis económica y el presidente de gobierno se ausenta de las sesiones de control ante el Parlamento ¿? La ciudadanía paga el pato por la falta de información y el ingenuo y barbado político de marras sigue caminando tan pancho – ha sido el peor de los elegidos para sacar a España de esta crisis [como lo fue Zapatero, un irresponsable de siete suelas y mintió a la ciudadanía, a su partido le castigaron en las urnas], el liderazgo político español [incluye al País Vasco y Cataluña] está ausente, nadie ilusiona, sus decisiones y actitudes están divorciadas de la mayoría de la ciudadanía [lo más trágico- cómico es apelar a las banderas del nacionalismo pituco]. Es muy curioso que en la recién estrenada democracia española en los años 70 se creyeran el mito del consenso y lo divulgaron como un modelo paradigmático para los casos de transición; lo que primó fue el miedo. Los estudios serios señalan que fue un consenso que se comió carros y carretas al pasar por alto las muertes y desapariciones de la dictadura del franquismo ¿esto puede ser paradigmático? Hasta hoy se siguen abriendo fosas comunes en busca de la verdad. Es que en esta democracia de media intensidad los accesos de la ciudadanía a la información pública son a cuenta gotas y con opacidad. Generando desconfianza. Al mismo tiempo, los partidos políticos ocultan entre sus filas a políticos corruptos que se han lucrado del erario público [ni les cuento del yerno del Rey]. Todo esto hace que la ciudadanía huya de esta clase política y exija reformas constitucionales porque esta es una democracia muy maniatada.