Ginebra (I)
Por Miguel DONAYRE PINEDO
De acuerdo con las profecías de los shamanes posmodernos que son los meteorólogos, el tiempo en Ginebra sería gris y con chubascos [admito que mi abuela Natividad predecía con mayor exactitud el tiempo con solo otearlo]. Nuestras caras de Sonja y la mía se tiñeron de resignación. Ni vuelta que darle estábamos ya en el barco. Pero al llegar al aeropuerto sentimos que el clima era más fresco que en Madrid y caían tenues rayos de sol que calentaban la ciudad. Dejamos los petates y fuimos a una de las dianas: la romería al cementerio descansa en paz Jorge Luis Borges. Por el Google la información sobre la ruta era confusa, una de las visitantes decía que no se podía acceder fácilmente a la tumba. El camposanto no parece tal si no un parque apacible y tranquilo como para que las almas reposasen en auténtica paz. Hay muchos árboles y pájaros caminando por el suelo. Miramos la relación de las personas enterradas allí y dimos con la tumba de él: Borges, Jorge Luis 735, D 6. Sonja se ubica mejor en el mapa que yo, trazó unas coordenadas y llegamos donde él. Sin problemas. Es un lugar para el regocijo y para rememorar su obra, sus entrevistas, sus palabras cuando dijo que tenía unas gotas de sangre indígena [era emparentado con uno de los Húsares de Junín], su ironía, sus metidas de pata, a mi me percutía en la memoria las tertulias en un café de Lince con mi amigo Alfonso Castro Niño, el Txolo. Un día caminado por Madrid en una librería me topé con María Kodama, la mujer de Borges quien luchó para que la tumba estuviera en Ginebra y fue un acierto [igual con la suerte del exiliado César Vallejo, mejor está en París y con aguacero]. Cuando comienza a caer la noche se siente más frío en Ginebra, hay que ponerse una chompa para no aterirse. Nos levantamos y nos perdimos por la Vieja Ginebra por donde solía pasear Borges y por situaciones del azar llegamos a la Librería Jullien que visitaba el gran escritor argentino por sus paseos por la ciudad. Es un lugar con mucho encanto. Ha sido un paseo por memoria borgiana y también por la nuestra al revivirlo.