El estrés es el sentimiento de tensión física o emocional que nos hace sentir encerrados en la rutina en nuestra ciudad. Desde cosas tan sencillas un examen de evaluación mensual en la escuela, alguna presentación de proyecto frente a tu jefe, cambiarse de casa o hasta una reunión de trabajo.
El estrés provoca una aceleración del pulso, respirar con mayor rapidez e incluso trastornos para conciliar el sueño como insomnio. Estas afectaciones pueden ser, en ocasiones, fatales.
Si tienes alguno de los siguientes síntomas quiere decir que padeces del mal de encierro consecuencia del estrés y necesitas vacaciones.
Resfriados intensos: en esta época de calor lo peor que te puede pasar es tener un resfriado intenso, de esos con fiebre que te tumban en cama. Un resfriado de ese nivel es una señal clara de que algo está “desordenado” en tu vida, de que la presión laboral está acabando contigo y por eso necesitas vacaciones.
Problemas de memoria, depresión o ansiedad: el mantener un nivel muy elevado de estrés conlleva a tener problemas de memoria y emocionales lo que provoca ansiedad y depresión. La sobrecarga de trabajo disminuye tu capacidad de atención. Mejor tómate un descanso.
Comer en exceso sobre todo calorías: uno de los síntomas de estrés es sin duda la ingesta excesiva de calorías, no es bueno para tu salud, mejor haz ejercicio.
¿Sabías que el 50% de las personas que tienen un estrés laboral alto padecen de problemas cardiacos? No seas parte de la estadística y mejor organízate. El estrés es positivo si no es en exceso, si eres aprensiva aprende a delegar funciones en el trabajo. No todo lo tienes que hacer tú.
Se aproximan las vacaciones de primavera tómate un tiempo, descansa, duerme por lo menos 8 horas, haz ejercicio y renuévate para volver a la rutina con mejor actitud lo que ayudará a mejorar tu productividad.