Las reivindicaciones de los movimientos sociales, semanas atrás, estaban jalonados por la petición de derribo de muchas de las estatuas de personajes históricos y públicos que, supuestamente, tenían un currículum inmaculado. Leía el libro de Angela Davis donde mostraba el haz y el envés de muchas feministas con el racismo, lo silenciaban. Este movimiento social contra estas efigies en diferentes partes del mundo ha hecho ostensible que eso de tener una vida sin mácula no era cierto- en esa categoría ingresarían por los pelos los santos o santas de diferentes latitudes. En medio de esas voces indignadas vi la fotografía de un líder político encerrado en un cajón y pedían que no saliera de ese armario por su supuesto racismo. Inmediatamente, salieron los defensores de aquellos personajes que fueron cuestionados, uno de ellos fue Cristóbal Colón quien encontró a América y, aparentemente, a partir de allí todas las tragedias americanas. La batahola me cogió mientras leía libros de ensayos sobre interpretación de textos y de Don Quijote, bajo un estío que te encamina a beber una buena horchata helada. En esa maraña de fotos y libros, me vino a la memoria una frase que dice que la historia la hacen quienes la ganan, se puede palpar esa frase cuando se echa un ojo al callejero de Madrid que todavía algunas calles suenan a nombres de la dictadura franquista y que muchos turiferarios se indignan cuando se hace mención que pueden cambiar de nombre por aplicación de la ley de memoria histórica. Sabemos quien ganó esa cruenta guerra civil. En Isla Grande, un islote en la floresta de Perú, es una ciudad que florece, para desgracia, en base de booms de la explotación de recursos naturales, sudor y sangre. En pleno centro histórico había una calle con el nombre de un personaje público célebre por su empresa cauchera y por los asesinatos brutales a indígenas en la zona del Putumayo, estuvo allí la calle con ese nombre por años ¿era una política del olvido o el de pasar página sin reflexión? Alguien se despertó luego de beber las aguas del Leteo y pidió que cambiara el nombre de la calle. Es muy conocido en la isola quien mandó a escribir esa parte de la historia. En medio de la polémica sobre las estatuas surgió una propuesta que me pareció interesante. Creo quien la hizo fue la Alcaldesa de Barcelona, señalaba que en las estatuas, como la de Colón por ejemplo, se colocara en la placa la historia que faltaría añadir, así se tuviera “una película” completa del personaje. Aunque hay una pega, la estatua seguirá ahí mirándonos.

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