El turismo después de

El turismo después de

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel
jaimevasquez2002@yahoo.com

Más allá de la escaramuza periodística de los últimos días sobre el documental “Loreto, Italia” en la que el primer round fue propiciado por el pintor Gino Ceccarelli creo que se debe ingresar a una etapa coordinada de difusión de las bondades que tiene la región para que sea un destino turístico que por lo menos le pise los talones a Cusco, ciudad que solo en la cantidad de vuelos diarios desde y hacia Lima nos lleva un ventaja muy difícil de remontar.

Y por eso, no es pertinente ingresar al debate sobre lo que se hizo bien o mal en el documental –aparte que en una selección de personajes de ese tipo siempre habrá naturales y necesarias discrepancias- sino más bien qué hacer para aprovechar esa tremenda ventana que nos abre hacia el mundo la difusión de ese trabajo. Pues en menos de una semana alcanzó la cifra record de visitantes de cerca de medio millón.

Otro detalle a tomar en cuenta es que el destino Loreto –para no hablar de toda la Amazonía, donde otras regiones parece que nos llevan ventaja- coge a una clase empresarial desunida y sumida en sus propios egoísmos y mediocridades. Con las excepciones visibles y notorias los empresarios del rubro turístico en Iquitos están más preocupados en colocar zancadillas a la competencia y no se dan cuenta que si cambiaran de actitud todos ganarían más dinero, inclusive los que tienen como objetivo de vida solo acumular riqueza para que cuando ya no estén en este mundo otros lo disfruten. Hablar de unidad de estrategia entre los empresarios dedicados al negocio del turismo en Loreto es arar en el Amazonas. Lejos de reunirse para exigir políticas claras estatales –tanto a la autoridad regional como nacional- están únicamente a la espera de invitaciones protocolares y atentos para sentarse a la mesa y aplaudir lo que otros hacen. Y me temo que por maravilla que nos declaren esos empresarios han hecho del individualismo una forma de crecer sin creer en el esfuerzo colectivo. Les llaman para reunirse con inversores del exterior y se limitan a brindar. Les invitan a conocer otros lugares dentro y fuera del país y están preocupados en quién costeará el hospedaje y la alimentación. Así a lo único que llegarán es a la total digestión, sin duda.

Un tema que ha sido puesto medianamente en agenda es aquello que el Perú hoy mira con más atención a la Amazonía. Lo dijo el presidente Ollanta Humala en el Consejo de Ministros que se realizó en Iquitos y lo repitió en la clausura de la expo desarrollada en Pucallpa. Y varios analistas han coincidido en señalar que si a ese nivel se intenta promover el destino amazónico teniendo como núcleo Loreto mal harían las autoridades –llámense presidente del Gorel, empresarios turísticos, presidente de la Cámara de Comercio y otros- en impregnarse de miopía y dejar pasar esta gran oportunidad. Y admitiendo que no es tan cierto que hoy por fin la Costa vea en la Amazonía un lugar por donde puede ir el desarrollo hay que empujar a los que tiene que ver con la promoción de este destino a que contribuyan a que, como todos repiten con insistencia, por cada turista que llegue provoque que hagan lo mismo otros diez.

Estamos a la puerta de la premiación del Amazonas como maravilla natural y me temo que –como ya sucedió con el caucho con variables diferentes- serán otros los que aprovechen la oportunidad y disfruten de esa bondad que nos entregó la naturaleza mientras los oriundos nos enfrascamos en discusiones bizantinas para terminar con lamentos y aborrecer la oportunidad desperdiciada. Ojalá podamos, como dijo Chema en la presentación de su último libro editado en Loreto, provocar una venganza amazónica donde se demuestre a propios y extraños que somos capaces de aprovechar nuestra riqueza más allá de las bajezas.