El agua que abunda en la Amazonía, es un bien esencial para la sobrevivencia humana, pero las fuentes de contaminación son cada vez mayores
Querida Amazonía, exhortación del Santo Padre Francisco
Desde hace un tiempo en las cuencas fluviales de diferentes partes de la Amazonía norte están en pie de guerra contra las empresas extractivas y la morosidad de las acciones de la autoridad o autoridades administrativas. Las denuncias han sido presentadas, por lo general, por organizaciones pertenecientes al ecologismo popular. La denuncia del río Nanay es un nuevo frente abierto y ojalá no todo quede en papel mojado porque sería frustrante para la colectividad. Más cuando este recurso natural esencial provee de agua a Iquitos y debería hacer saltar todas las alarmas de prevención y protección. Las normas ambientales tienen por naturaleza ser preventivas. Su efecto es disuadir de las posibles actividades que sean negativas o afecten al entorno natural y a las personas. Cuando todo el sistema de prevención fracasa, entonces, ingresa a todo pedal el derecho penal. El derecho penal se dice que es la última ratio. Mientras tanto, las autoridades pueden usar diferentes técnicas administrativas que les brinda el Derecho para hacer frente a la contaminación o posible contaminación en este caso de un recurso natural, como el agua, que tiene protección constitucional reforzada. La ciudadanía puede exigir a las autoridades a tomar medidas apropiadas y adecuadas. En el constitucionalismo comparado se cuenta con precedente interesante con la sentencia de la Corte Suprema de Colombia sobre la protección de la Amazonía interpuesta por jóvenes contra la inacción de las autoridades sobre esta región; en la sentencia la autoridad judicial impele a las autoridades competentes a tomar las medidas de prevención y protección a favor de la Amazonía. Con ese precedente judicial de por medio, una de esas acciones que se puede adoptar es hacer es trazar una estrategia transversal sobre la cuenca del río Nanay e ir adoptando soluciones con plazos y medidas en corto, medio y largo plazo sobre el recurso esencial que fluye por los ríos, el agua; no se debe olvidar, es imprescindible, la participación ciudadana que puede orientar mejor la toma de decisiones e implementar un buen sistema de monitoreo desde la ciudadanía. Las acciones del Comité del Agua del río Nanay han activado e impulsado los mecanismos institucionales y de alarma sobre la calidad de vida en esa parte de la floresta y no debe ser socialmente desaprovechado. Con estas y otras acciones podríamos quitar el desasosiego a los Karuaras, ojalá no los decepcionemos.
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