Percy Vílchez Vela

En una concurrida sesión solemne fueron presentados en sociedad los perros que un puntual ciudadano regaló a la Municipalidad de Maynas. En esa  ceremonia apoteósica los canes no mostraron nada singular y se les consideró como unos paladines que iban a luchar contra la delincuencia. Pero cual no sería la sorpresa cuando poco después los perros no mostraron nada particular en defensa del ciudadano. Muy por el contrario, parecían hechos para una vida muelle y regalada, una vida derrochada y fuera de cualquier obligación. En realidad, los perros solo querían comer. Y con sus ladridos, movidas de sus orejas y señales de sus rabos,  andaban pidiendo comida a todo aquel que visitaba los ambientes del local edil. Los perros estaban tras la puerta, amarrados para evitar algún incidente desagradable. En las noches eran soltados y conducidos por serenos por las calles.

En esas incursiones los perros se desvivían por entrar a las casas a buscar comida. Los serenos tenían que emplear la fuerza para que siguieran de largo, buscando a los delincuentes que entonces pululaban por las arterias de la ciudad. Los perros no demostraban en ningún momento las cualidades que les atribuyó el ciudadano que les regaló. Es decir, no olfateaban a los consumidores de droga y ni siquiera se inquietaban cuando veían un asalto. El tema de los perros inservibles se hizo popular en la ciudad. El alcalde de ese entonces, el señor Francisco Sanjurjo, no se hizo problemas y buscó a un domador para que les enseñara a cantar. Fue así como el municipio entretuvo a los espectadores con el espectáculo de esos canes amaestrados que hacían como si cantaran siguiendo el ritmo de las melodías grabadas.

El alcalde en persona, con sus medidas y su calzado, participa del espectáculo. Es como un director de orquesta que inicia el programa cantando un bolero, luego los perros bailan diferentes danzas y después hacen como si cantaran. El alcalde ha decidido no cobrar por cada presentación y ni siquiera pasa el sombrero, pero está seguro de que con el espectáculo de los canes cantores contribuye a las manifestaciones culturales zoológicas.