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124 estudios alrededor de mundo han confirmado el valor del llamado «cuidado canguro» para los recién nacidos prematuros. La idea del contacto piel con piel entre padres y recién nacido prematuro se remonta a la década de los años 40 del siglo pasado, cuando un médico colombiano, ante la carencia de incubadoras, se dio cuenta de la importancia del contacto de la piel para un bebé prematuro.

Desde entonces se ha mostrado que el cuidado “canguro» regula la temperatura corporal de los recién nacidos, mejora otros signos vitales (como la frecuencia cardiaca y la respiración) y favorece la lactancia materna.

Recientes estudios ha mostrado que también puede reducir el riesgo de sepsis (una grave infección de la sangre) y aumentar las probabilidades de supervivencia de los bebés.

Los recién nacidos que tuvieron una atención de “piel con piel”, junto con la atención médica adecuada, tuvieron una tasa de mortalidad un 36% más baja que aquellos a los que se proporcionó solo la atención médica adecuada. También tenían la mitad del riesgo de contraer sepsis, un riesgo un 78% más bajo de hipotermia y un riesgo un 88% más bajo de un nivel bajo de azúcar en sangre.

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