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La planta del caimito puede llegar crecer más de 30 metros de altura. Su fruto es de color amarillo cuando está maduro. Su principal característica es que su corteza posee un látex pegajoso que hace que las manos y los labios se peguen luego de comerlo, por eso es recomendable partirlo a la mitad y extraer la pulpa con una cuchara o de lo contrario untar los labios con grasa o aceite, después de comerlo. Suelen tener de 1 a 4 semillas ovales de color negro en su interior.

El Caimito es rico en Vitamina A y C, así como Calcio, Fósforo y Hierro.

La fruta madura, por su carácter mucilaginoso, se come para calmar la inflamación en laringitis y neumonía.

Se da como un tratamiento para la diabetes mellitus, y como una decocción para aliviar la angina de pecho.

Los frutos estando ligeramente inmaduros se comen para superar trastornos intestinales.

Tradicionalmente usado para calmar la diarrea por su enorme poder astringente.

El látex fresco de los frutos, es bueno para los abscesos.

Se dice que la planta del caimito se vuelve más fértil después de 7 años de planta