Andrea Todde
Escritora y escolar
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Recuerdo como si hubiera sido ayer mi visita a la Comunidad de Ccorca en el Cusco. Viajé con el objetivo de practicar ejercicios de lectura comunitarios con los niños y niñas de un albergue de la comunidad. Los recuerdo jugando entre los árboles del jardín. Parecía que ya se conocían y eran amigos. Aún con las diferentes edades que tenían.

Llegué al mediodía. Los chicos me invitaron a comer con ellos. Me hacían muchas preguntas respecto a Lima, particularmente recuerdo dos ¿Tiene mar? ¿Es verdad que el cielo en Lima es gris?.

Terminado el almuerzo, todos juntos caminamos hacia un aula. En ella leíamos, reflexionamos. Tenían muchas preguntas. La más contenta era yo. Porque en sus preguntas, me permitía conocerlos. Cada niño y adolescente peruano tiene diferentes visiones del mundo.

Los chicos, me mostraron algunos de sus libros preferidos. Yo les mostré algunos otros que había llevado. Nos emocionamos por la posibilidad de comparar una historia con otra ¿De qué trata este libro? ¿De qué trata el otro?.

Todos los chicos se veían entusiasmados por leer. Yo no lo podía creer. Cada clase reflejaba ese mismo interés.  Recuerdo que les pregunté ¿Qué quieren ser de grandes?. Misma pregunta que yo misma me hago con frecuencia.

Los niños respondieron cosas como; taxista, vendedor de tamales, alcalde. Mientras las niñas se quedaron calladas. Les volví a preguntar ¿Qué quieren ser cuando sean grandes? ¡Cocineras! Respondieron ellas.

Respeto mucho el deseo de las niñas. Al igual que el de los niños. Pero creo que hay cosas que en nuestro país deben cambiar, como darles a las niñas más horizontes y posibilidades para elegir.

Al respecto, la Fundación ANAR señala que, todos los niños y niñas del mundo tienen derecho a las mismas oportunidades. Crecer en un marco de respeto e igualdad, en el que se promueva su desarrollo y crecimiento.

Nada más cierto. Una niña y niño de Lima la gris tiene exactamente los mismos derechos que una niña y niño de Ccorca, Lambayeque, Piura o la Libertad.

Recuerdo como si hubiera sido ayer mi visita a la Comunidad de Ccorca en el Cusco porque en esta visita más que compartir ejercicios de lectura comunitaria con los niños y niñas. Todos ellos compartieron conmigo el qué esperan del futuro y en cada una de sus preguntas y el brillo de sus ojos he podido sentir el deseo constante de un país que nos atienda a todos y todas por igual. Siempre atento a nuestras demandas, emociones y sueños.