La carta al Presidente
En la soledad de su despacho presidencial, en el alto trono del poder que se acaba, el doctor Alan García Pérez debe hacer un alto en su manera de gobernar. Entonces debe dejar de cantar de vez en cuando sus boleros machistas, sus rancheras, sus valses llorones; debe también dejar de lado sus kilométricos discursos durante las inauguraciones. Todo ese tiempo recuperado para leer. Leer a cada rato, día y noche, la carta que le acaba de enviar el señor José Fernández Montaño, Presidente del Tribunal de Ética del APRA.
El locuaz mandatario debe olvidarse de los canes del hortelano, de su estrecha comprensión del bosque del Perú, y meditar profundamente en el tenor de dicha misiva. Pues toda la clave de su destino, con respecto a la Amazonía, puede estar allí. En sus manos queda entonces no suscribir otro entreguismo del centralismo de siempre. El mandatario del futuro diferente de antes tiene que entender que existe una fuerte oposición a ese tratado. Por lo tanto no debe olvidar que Caso contrario los loretanos estarían tomando medidas patrióticas para impedir o paralizar cualquier procedimiento que facilite la entrega a los ecuatorianos de los enclaves de Pijuayal y Saramiriza.
El actual mandatario no debe esforzarse mucho para comprender cabalmente el tenor de dicha misiva. Puesto que no es ajeno a la oposición a ese entreguismo patrocinado por el ahora preso Alberto Fujimori. Recordemos, nomás, que durante su campaña electoral dijo que iba a revisar el acuerdo con el país del norte. De tal manera que es el momento de actuar en consecuencia, cumplir con su promesa y evitar el desborde o el estallido de la protesta que puede tener incalculables, y lamentables, consecuencias.