Dos mexicanos en La Habana

Caminamos cerca de seis días por las calles de La Habana y ya estamos cansados –junto con Percy Vílchez- que nos confundan con mexicanos. Nos miran como mexicanos, nos tratan como cuates, nos abordan como ciudadanos aztecas. Ni siquiera nos escuchan hablar y creen que somos paisanos de Pedro Infante. Al segundo día de tanta confusión, un poco hastiados, preguntamos al chofer que nos traslada a la Plaza de la Revolución: ¿por qué creen que somos mexicanos sin siquiera escucharnos hablar? Por el rostro que tienen, por la forma de la cara, parecen de México, nos dice. Ni modo. Se entiende.

Y ante tanta confusión ya nos encontramos sorprendidos por la majestuosidad de la Plaza de la Revolución donde la figura de Camilo Cienfuegos dice: “Vas bien Fidel”. Y es una frase pronunciada hace 54 años y se la lee fresca, actual, reiterativa, premonitoria. A pocos metros la misma técnica artística nos muestra el rostro de Ernesto Che Guevara –sí, el mismo que pasó por Iquitos rumbo al leprosorio de San Pablo, en Loreto- como gritando: Hasta la victoria siempre. Y la victoria aún no ha llegado y menos llegará la derrota. Este sistema donde se puede retirar dinero de un cajero automático sin cámaras de vigilancia, sin ladrones que nos persigan, está llamado al triunfo, más tarde que nunca. Este proceso que carece de mendigos desperdigados estirando la mano por una propina que la mayoría niega está llamado a respetar al hombre por el hombre, a la mujer por la mujer, siempre.

Por eso, con Cienfuegos, con el Che, con José Martí, con Gabriel García Márquez, con Hugo Chávez, con Nelson Mandela, aunque nos cueste un poquitín, tenemos que coincidir en que Fidel va bien, estuvo bien y va estar bien. Que Raúl es el sucesor del sistema aunque no sea el mismo sistema. Pero lo fundamental siempre estará en las calles de Cuba: la dignidad y la solidaridad, actitudes que no pocos exhiben, como se percibe en las calles de este país caribeño. Porque si alguna característica se tendrá que reclamar a la comunidad mundial para definir al pueblo cubano será: solidaridad. Es el único pueblo que da sin tener, que soporta el bloqueo del 90 por ciento de su economía, que tiene que destinar 800 mil dólares anuales de más para que los escolares tengan el material necesario solo porque al bloqueo norteamericano no le da la gana de vender útiles para el colegio.