En este reino se promueve la desconfianza en todo y de todos. Un caso de psiquiatría colectiva es la prensa deportiva que cada día está más desquiciada. Urge un diván. Desde hace un tiempo atrás se pedía implementar un sistema de repetición por televisión de las jugadas dudosas para que el árbitro tuviera más criterio a la hora de decidir. Presumo que se partía del principio de aplicar, en la medida de lo posible, una decisión más justa. En el tenis lleva ya desde hace años y a nadie veo que se moleste por ello o que discutan lo que ven en el ojo de halcón. Hay bolas que parece que cayeron dentro de la cancha y en verdad estaban a centímetros fuera o un pelín más allá de la línea de juego. Y los jugadores y jugadoras del tenis la aceptan sin mediar ninguna palabra, son las reglas del juego. En el futbol español no es así. Aquí todo se escamotea, se duda de la autoridad (cuarenta años de legado autoritario pesa y mucho por más que vayas de progre o independentista), se pone en cuestión hasta las misma leyes que ellos mismos con sus propias manos y cabezas la redactaron. Uno mira el pasado emocional de este país y puede entender lo que ocurre. Aquí todos reclaman sin norte, es casi un deporte nacional y quien no lo hace es visto como el tonto de la clase. Se pone en discusión la autoridad democrática, la tecnología, es una suerte de anarquismo o alpinchismo (característica también muy peruana) que destruye todo lo que ve u observa. Es un sin vivir constante. Es un laberinto como el de la prensa deportiva que falta el respeto a los entrenadores, a los jugadores, a los dirigentes (fue muy elocuente ver a un jugador de futbol escupir a un dirigente deportivo en el mismo bus donde iban gritando que son campeones y la prensa justificando al jugador). Con razón nadie respeta a estos juntaletras. Se ríen de sus contradicciones, de sus lisonjas rastreras, de sus preguntas con mala leche, de sus nacionalismos de pandereta (periférico o central que son de broma). Es un mundo de la desconfianza.

https://notasdenavegacion.wordpress.com/