Del diálogo al coqueteo

Todo parece indicar que el diálogo propuesto por el gobierno y aceptado – a  medias –  por la oposición no es más que un coqueteo eventual y necesario tomando en cuenta la situación de las encuestas y la posición en declive en las mismas de la pareja presidencial. Aunque el oficialismo aclare que no gobierna ni se basa en las encuestas, el hecho de iniciar este proceso de acercamiento (más que diálogo en sí) es sin duda un signo que delata la preocupación por los índices de popularidad y por eso convocar a una oposición para tratar diversos temas, es una manera de sobre llevar la carga semi-pesada que empieza a sentirse a dos años de gestión.

Aunque obviamente es muy difícil que se acepten las propuestas ministeriales del aprismo, este grupo se adelantó con esta rama de olivo como una especie de estrategia para debilitar o pasar a un segundo plano las investigaciones sobre las supuestas obras sobrevaluadas y los narcoindultos. Igual perspectiva parecen tener los fujimoristas, pero en función a intentar negociar o poner en agenda nuevamente el tema del indulto de su máximo líder.

Con o sin diálogo parece que estos temas aún no están en una posible mesa de intercambio del gobierno con la oposición. Por eso es imprescindible para ellos la salida de Juan Jiménez Mayor del premierato porque es sabida su posición en relación a estos temas y sin más argumento que la anécdota, estos grupos intentan derrocarlo o sacarlo de los encuentros y hasta han planteado que sea el propio presidente o en todo caso el ministro de Economía el que represente al gobierno.

De todas formas Jiménez se está desgastando a mayor velocidad ahora que el gobierno no aparece bien en los números de aprobación. De hecho el primero en pagar las culpas será él, con o sin mérito, pero refrescar el gabinete siempre genera un poco de aliento y como van las cosas no creo que vaya a llegar a fin de año. Parece que él lo sabe, por eso quiere mantenerse implacable con los temas del indulto y su apoyo a las investigaciones de toda índole que pasan por sostener a ciertos agentes muy molestosos para la oposición como el procurador Julio Arbizu.

Igual tiene algunos méritos suficientes que mostrar cuando parta del cargo. El descabezamiento de Sendero Luminoso y hasta sostener perfiles técnicos en el gabinete que han dado una serie de reformas (Educación, Fuerzas Policiales, Salud, Ley Servir, entre otras) que la oposición – por pura mezquindad política – no ha sabido reconocer, son logros suficientes para mantenerlo en otra esfera del gobierno o la diplomacia, lo que seguramente sucederá cuando le llegue la hora.

Por ahora al menos intentará irse sacando adelante este proceso de diálogo que parece nacer desnaturalizado, porque para que existan las cosas claras entre los interlocutores, el tema convocante debe conocerse con anticipación y parece ser que hay varias agendas las que se esbozarán en estos encuentros con los partidos políticos, agrupaciones y sus representantes y que no sólo se abordará el tema económico y las rutas de posible salida a la crisis económica externa que cada vez amenaza más a nuestro país.

Aunque nadie quiere que fracase cualquier intento de ponerse de acuerdo en relación a líneas matrices que requiere consenso y apoyo tras el anuncio de las vacas flacas o no tan flacas o menos gordas en el país, es evidente que este acercamiento ha coincidido con los ánimos recurrentes y necesarios tanto para el oficialismo como para la oposición. Por un lado intentar socializar y descargar la posible mala imagen de la gestión así como con el freno de los ímpetus y posibles inhabilitaciones e investigaciones o cuestionamientos que requieren urgentemente ciertos “líderes” de la escena nacional de cara al 2016.

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