Chocolates caros, sueldos misios

Hace más de una semana los trabajadores de una empresa conocida a nivel nacional e internacional vienen haciendo una huelga de hambre. El problema: los salarios. La empresa de chocolates La Ibérica que cuenta con gran prestigio en el sur del Perú, pero que también exporta sus chocolates a varios países de Europa y sin duda es un sello distintivo de la cultura arequipeña, así como lo es el Anís Najar o el adobo; digamos en términos reales, explota a sus trabajadores, en mayor cantidad a mujeres por supuesto.

Son chocolates caros, pero sus trabajadores perciben sueldos misios. Una de las trabajadoras apostada en la catedral de la ciudad mistiana, enfadada porque el gerente de la empresa había dicho con total desparpajo que ganaban entre mil y dos mil soles, sacó su boleta para mostrar que sólo percibe 600 soles y ya cuenta con más de dos años de trabajo el cual implica no sólo la producción sino la limpieza.

Ellas proponen que se les suba tres soles diarios y el “patrón” les ha dicho que si quieren suben 2.70 si no  ellas pueden continuar con su hambre en la Plaza de Armas ante la mirada de los cientos de turistas que seguramente, antes de irse, llevarán esos chocolates de la injusticia a sus países. Lo bueno de todo esto, porque siempre hay una lección que aprender, es que en esa empresa hay un sindicato. Algo impensable hace algunos años y son pocas las trabajadoras que han iniciado la huelga de hambre pero hay unidad en la lucha y eso está bien.

¿Porqué no hay una campaña de los entes del Estado para informar y etiquetar sus productos como empresa responsable y justas con sus trabajadoras? Cosa similar ya funciona en otros productos que impulsan su venta a nivel de turistas, precisamente informando que pagan sueldos justos, esto en un país tan desigual cala en un sector del turismo que puede comprar con facilidad y en mayor cantidad cuando observa estas actitudes.

El caso en realidad se replica en otros sectores, por ejemplo, la lana de alpaca y sus derivados, productos exquisitos que bordean los miles de dólares en prendas en el exterior, no trae casi ningún beneficio a los campesinos que se encargan de esquilmarlas y sobre todo cuidarlas. De acuerdo a un estudio de los especialistas entre el 7%  y el 8 % de su valor de venta llega al productor andino de las cumbres de los nevados de Arequipa, Puno y Ayacucho, la diferencia en este caso es que los conatos de huelga son aplastados rápidamente porque en este ramo en las empresas laneras no hay unidad, sí hay sindicatos, pero la masa laboral está tan dispersa en su ubicación legal que ya no se sabe quién es quién. Lana costosísima, campesinos pobres en este caso.

Igual que en lo anterior una campaña de sensibilización sobre el valor que le dan a los empleados estas empresas haría sin duda bajar sus ventas y afectar los bolsillos de sus propietarios, con el riesgo por supuesto de ser trasladado este perjuicio al trabajador, ¿por qué? Porque el sistema legal laboral lo permite. En todo caso cuando compre un chocolate de la Ibérica o compre una prenda de alpaca piense bien en sus verdaderos beneficiarios de su valor.

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