El reciente Premio Nobel de Literatura Peter Handke había escrito un texto “Ensayo sobre el cansancio”, es un relato a modo de preguntas y largas respuestas como los clásicos romanos. A pesar de aludir al cansancio, es un libro breve, brevísimo, que seguramente no agotaría a ningún lector o lectora de este ensayo. En España lo publicó Alianza Editorial, versión libro de bolsillo; la carátula es una bella obra de arte. Para muchos ensayistas el actual momento que se vive es una despedida al mundo del ayer. Se está escamoteando todo y no les falta razón, el pensamiento feminista ha remecido los pilares de esa endeble construcción social. Es una sociedad de tiempos líquidos, que te impele estar conectado- hay personas de toda condición social y de educación que están enchufados al móvil leyendo lo que pasa en las redes sociales como si este fuera el mundo, así mirando el celular han restringido al mundo, desgraciadamente. Al estar acoplados a ese trebejo electrónico conlleva a una sobre abundancia de información que uno termina abotagado con tanta noticia en su mayoría insignificante. Siguiendo esta pista de una persona normal tenemos que el entorno laboral siempre está en amenaza, señalan que la permanencia laboral o no, la debemos a un algoritmo que de alguna manera u otra, esta situación genera un extra de estrés (la enfermedad de estos tiempos). Todas estas condiciones crean, obviamente, un cansancio, no cualquier cansancio. Handke nos señala que este cansancio actual se diferencia del cansancio de tiempos anteriores porque no es sólo un cansancio físico sino que también es un cansancio más ontológico (del ser). Antes los hortelanos iban al campo y volvían del trabajo cansados, pero era un agotamiento físico. Y después entre los compañeros se ponían a conversar lo del día, pero hoy es diferente. Las parejas vuelven a casa después del trabajo casi rumiando, con la cabeza a reventar pensando en mil situaciones laborales y mirando al móvil. En palabras de Handke: “Es un hecho, sin embargo, que de los cansancios de los trabajadores manuales tengo imágenes conmovedoras, que se pueden contar; en cambio, de los cansancios de los que cuidan las máquinas automáticas no tengo (aun) ninguna”. El cansancio actual no nos llevará a ningún lado.

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