¿Bromas las justas?
Por Miguel DONAYRE PINEDO
Las personas que pueden burlarse de sí mismas se miran más humanas. Saben de sus límites y posibilidades. Digo esto a razón de dos hechos con las mismas connotaciones y con las diferencias propias de cada contexto. Hace unos días en un programa francés donde se burlan de todo, sacaron unos guiñoles donde satirizaban a los exitosos deportistas españoles, en el sentido, que las glorias deportivas guardaba directa relación con el dopaje. A raíz de la sanción al ciclista Alberto Contador. Sirvió esto para encender y activar una escalada nacionalista hispana que lindaba en el ridículo. A mi parecer, se debió responder con chanza, burla e ironía. Pero no. “Que los gabachos nunca ganan porqué son malos”, fue la airada respuesta ibérica entre otras de más grueso calado. En Perú como consecuencia de la crónica de un escritor se generó una inane polémica. El aludido dijo que la comida peruana era indigesta y otras linduras más. Inmediatamente, salió la tromba nacionalista chola a zarandear lo que dijo el escriba. ¿Era para tanto? Igual que en el caso anterior debió responderse con guasa, chirigotas y zumbas. En ambos casos sobraron los adjetivos más altisonantes. Hay que saber encajar las chacotas con más humor. Parecida situación sucede que ante una crónica o artículo que nos disgusta reaccionamos insultando a quien lo hizo, uuffff demuestra el nivel de educación recibida, los gramos o kilos de autoritarismo que llevamos dentro, los centímetros de intolerancia en el cerebro. Es que formar ciudadanos y ciudadanas es un trabajo de todos los días.
Y con que autoridad habláis charapín españolizado??
Mi no entender, pero si se podría responder con : atashay on, maricón el que se molesta, en vez de guasa, chirigotas y zumbas???
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