[ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel].
Un recorrido por cualquier parte del mundo no asegura un entendimiento de la realidad del pueblo visitado. Como tampoco la densidad poblacional, crecimiento demográfico o avance económico asegura un desarrollo sostenible. Pero hay factores importantes que demuestran la calidad de vida que ha logrado una sociedad. Independiente del tamaño de la ciudad lo que grafica un desarrollo evidente es lo que los organismos internacionales llaman “satisfacción de las necesidades básica”. Llámese agua, luz, vivienda, educación, salud, cultura y otros más. Por ejemplo, si los pobladores de una comunidad tienen que comprar agua tratada para ingerirla, pues el agua que llega por las tuberías “no es apta para el consumo humano” tendremos una población insatisfecha. Pero hay un factor que siempre demuestra la prosperidad de una comunidad: la oferta cultural.
Y eso es lo que se nota en Ciudad de Panamá. Más allá de la abundancia económica y la estabilidad política que se percibe está la apuesta por la oferta cultural. Para muestra basta un botón, o mejor dicho un museo. El que se acaba de abrir al público es envidiable y nos tira en la puerta cualquier intento por levantar un museo en la capital de Loreto. Se llama Bioumuseo y fue diseñado por el arquitecto Frank Gehry, Premio Príncipe de Asturias nada menos por haber pensado y concretado, entre otras cosas, el Museo Guggenheim de Bilbao. Y fue el artista canadiense, Bruce Mau, el encargado de la combinación de arte y ciencia con el apoyo de un equipo científico del Instituto Smithsonian y la Universidad de Panamá. Es decir, el aporte del conocimiento de profesionales del exterior fue vital pero combinado con el de los lugareños. Perfecta combinación, diríamos. Fueron ocho años de trabajo arduo y 100 millones de dólares en inversión para que abra sus puertas y se requiere 15 millones más para concluir las otras salas.
El aporte de la empresa privada fue fundamental. Una de ellas, Copaair, es la que auspicia una de las salas, llamada “La Huella humana”, donde se cuenta la historia del último animal en cruzar el itsmo panameño, es decir el ser humano.Pues se sabrá que sin la mano del hombre nada fuera posible. Y esta empresa aérea sabe que el desarrollo que ha logrado no sería tal sin Panamá y viceversa. Por eso el último número de la revista institucional está dedicada al Biomuseo donde se instalaron las salas “Panamá, puente de vida”, “Galería de la Biodiversidad”, “Panamarama” –que tiene una pantalla gigante con animales y seres vivos- “El puente” -donde surge la creación con rocas de hace 40 millones de años-. Y “El gran Intercambio”, entre Norte y Sudamérica, es decir la importancia que tuvo el intercambio entre ambos hemisferios. El uno no sería nada sin el otro. Tanto así que, por ejemplo, varios de los aviones promocionan el Biomuseo con letreros gigantes que circulan los cielos de los destinos a donde llegan, como sucedió el último sábado con la nave que estuvo por algunas horas en Iquitos.
Tanto es el orgullo que cualquiera siente por esta obra que hasta los que se encuentran en tránsito admiran esta obra y los no panameños la publicitan como un lugar de parada inevitable. Y uno al contemplar su colorido no puede excluirse y piensa que en Iquitos estamos lejos de lograr la alianza pública y privada por varias razones: Una de ellas es que los capitalinos quieren avasallarnos y están a la caza de ideas oriundas para subirse de mala manera al coche con la mirada indiferente de los que debieran poner las cosas claras. Las principales empresas que se benefician con la explotación de los recursos y de los seres humanos de esta parte del país no hacen nada por dejar alguna huella y solo se encargan de organizar bailongos y con ello creen que se merecen nuestro agradecimiento cuando en el fondo tendrían que recibir nuestro desprecio por la idea colonialista que tienen y la practican. Todos ellos deberían darse una vueltita por el Biomuseo de Ciudad de Panamá que está a sólo dos horas con diez minutos de Iquitos volando a 30 mil pies de altura y a 850 kilómetros por hora.