Año del pie torcido

En medio de un vasto incendio de muñecos ridículos,  de figuras grotescas, de vejeces indeseables,  que contaminaron el ambiente con sus espesos humos, sus emisiones tóxicas y venenosas, sus olores a quemado, se inició el año de  2012. En el calendario colectivo y personal otro año más de esta era que entre los chinos, los del alcantarillado o no, se conoce como el Año del Dragón. Es posible, de acuerdo a  los antecedentes penales y otros avisos, que entre los funestos peruanos este 2012 podría ser otro Año de la Rata.  No necesitamos insistir en la inclinación delincuencial de tanto compatriota. Pero solo miremos la lista de asaltos, robos y crímenes que ocurrió en la festejante noche del Año Nuevo.

En el incendio colectivo y encomandita, en la quemazón populosa, un acto piromaniáco, que pretende alejar la mala suerte gracias al fuego, fueron incineradas  figuras de borrachos, de chismosas, de mujeriegos, de malos padres, pero a nadie se le ocurrió achicharrar a los empresarios  que cobran  por recoger la basura nuestra de cada día. El año local del 2012 comenzó mal, con el pie torcido. Porque inmundos basurales atardecieron ayer entre algunas calles. Era el primer día del año nuevo, del 2011, y la  peor de todas las cochinadas estuvo en la cuadra ocho de la calle Próspero.  Otro hecho digno de asco, fue el montón acumulado de la segunda cuadra de la calle Napo. Otra desgracia fue el desborde de basura en los lugares hechos para acumular desperdicios. Y podríamos seguir recorriendo el relleno sanitario urbano.

En el incendio de Año Nuevo, siniestro colosal que pretende acabar con lo malo del año viejo e ido, faltaron otros fantoches, otros muñecos, otras figuras estrafalarias.          Pero sobró el alcalde viajero.  Directo culpable para que el primero de enero del 2012 comience con el pie torcido, con tanta basura acumulada. Y si el año comienza así, no sabemos cómo terminará.  Esperamos,  es un decir, que al final de estos 365 días el titulo  de este editorial no sea verdad.