El título de la crónica corresponde a Jorge Nájar en una respuesta a una de las preguntas relacionadas a la inversión del tiempo de un escritor o escritora en la redacción de un libro y su vinculación con el mercado de consumo del libro. El se refería a ese hipotético lector algo extraviado con que te tropiezas en la floresta. Se puede llegar a la conclusión, luego de leer las entrevistas, que este mercado del libro, en su significado más básico de oferta y demanda, no existe. Entonces cabe preguntarse ¿cómo es la situación del libro y del oficio de escribir? Dije en la crónica anterior que es puro voluntarismo de quien escribe y de quien edita el libro. Añadir también de quien compra un libro. Sumado estos voluntarismos queda como está la situación actual. De la precariedad y orfandad instalada en el palustre. En una situación así todos perdemos, nadie gana. En un Estado, me refiero a su contenido y continente jurídico, como el peruano, de señas liberales promover el mercado del libro sería una buena opción pero no lo hace. Abdica en sus funciones, no le interesa. Se pudiera promover este mercado a través de la creación de una red de bibliotecas, según su competencia municipal, regional o nacional. ¿Algo se dice en los planes de gobierno?. Por ejemplo. O a través de la creación de Centros Culturales en las ciudades de cierta cantidad de población y buscar otros mecanismos para poblaciones más alejadas. En algunos países vecinos existen barcos biblioteca que van ofreciendo el acceso a los libros para las poblaciones de ciertas cuencas formando así ciudadanía. Solo para citar algunos ejemplos pero hay muchos más. En la floresta peruana no he podido ver una biblioteca o centro cultural con un mínimo de cosas para que funcione. El desamparo cunde. La clase política está pensando en idear tramas para hacerse con el dinero público, según las noticias. Pero hay que buscar remedios a estos males, no podemos seguir quejándonos. No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante, dice el refrán popular. Ante la indiferencia de las autoridades corresponde a la ciudadanía movilizarse.