Las acciones emprendidas por las autoridades ediles el reciente fin de semana han dejado la sensación en un sector de la ciudadanía que hay un afán de lucimiento y, consecuentemente, de llevar agua a sus molinos. Yo agregaría diciendo que, hay una burda imitación del alcalde del distrito limeño de La Victoria, George Forsyth.
Los operativos contra establecimientos de mala reputación, que son centros de reunión de alcohólicos y drogadictos, donde se ejerce la prostitución, incluso con presencia de menores de edad, y en el allanamiento de guaridas de delincuentes, debe tener en primera fila a la policía, serenazgo, fiscales y no a tal o cual burgomaestre.
Cada quien tiene roles y funciones claramente definidas. Los alcaldes no son sheriffs, aquellos que en el salvaje oeste americano, impartían justicia a balazo limpio. Acaso no tienen un funcionario responsable del área de seguridad ciudadana. No tienen un jefe de Serenazgo. Son ellos los que deben coordinar acciones con la PNP y el Ministerio Público para establecer el orden y principio de autoridad en la ciudad.
Por eso es lamentable y hasta condenable, que un alcalde salga a reventarse cohetes y a figuretear en la previa de estos operativos. Torpemente lo único que logra es poner en aviso a los que están al margen de la ley. Claro, ellos logran la foto de portada y hasta casi al instante en las redes sociales, pero malogran lo planificado. Incluso, sin ser exagerados, ponen en riesgo la integridad física y hasta la vida misma de los efectivos que participan en dichos actos.
Además no hay nada nuevo bajo el sol, las autoridades ediles lo que deben hacer es convocar a las demás autoridades para exigir que cada quien cumpla con su labor. No nos olvidemos que son presidentes de los Comités distritales o provinciales de Seguridad Ciudadana. En ese espacio deben exigir con firmeza que intervengan los puntos críticos, todos saben en qué casa o zona venden droga, donde esconden las motos robadas, etc. En esa chamba les queremos a Gerson Lecca, Martín Arévalo, Jane Donayre y Francisco Sanjurjo.
A Forsyth, no le hemos visto en el cuerpo a cuerpo, en la acción en sí contra la delincuencia. Él se mueve en otros escenarios, incluso después de la acción contra el crimen se presenta y hace anuncios de cómo recuperarán o transformarán esos puntos rojos. Mucho menos le escuchamos pregonar que van a realizar una redada o cierre de locales o allanamientos de caletas en tal lugar y a tal hora.
Los alcaldes deben hacer lo que hace su colega victoriano, quien se ha vuelto todo un personaje para sus vecinos e incluso algunos ya lo vocean para otras cosas mayores en la política, pero él no se hace el comisario ni el fiscal de turno, sabe darse su lugar por eso se muestra después de y no antes.
Son las buenas acciones, el trabajo responsable, la capacidad de gestión y el liderazgo lo que habla bien de una autoridad. Lo demás es pura peliculina y protagonismo barato. Por eso creo que cae a pelo aquella vieja frase pero que ya en el poder muchos olvidan: “zapatero a tus zapatos”.
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