Es un ministro con rosario en la mano y que en sus tiempos troquelaba encuestas de opinión, claro, a favor de su partido entre otras perlas que llenarían la Plaza 28 de julio de Isla Grande y que faltaría espacio. Es un personaje con cara de gruñón y de mala leche, muy típico de las películas españolas (mi suegra a estas pelis las llama españoladas siendo ella muy castellana). Hace poco muy orondo se ponía la camiseta y vociferaba a los cuatro vientos que su país es el adalid de los derechos humanos y que a él no le daban chácharas sobre esto. Una persona que sabe escuchar y muy tolerante – fue el mismo que ordenó poner una especie de cuchillas en las fronteras de Ceuta y Melilla con el propósito de disuadir (¿?) a los que quisieran trepar esa alambrada, argumentaba que eran eficaces (palabra que se ha contaminado hasta intoxicarnos y que los políticos la malbaratan a su antojo). El hombre tiene arresto para decirlo educadamente. Los gobernantes eligen a ministros a nuestra imagen y semejanza. Hace pocos días hubo un incidente con inmigrantes en la frontera con Marruecos, es una cuestión que pasa todos los días pero este tiene connotaciones de falta de respeto por la condición humana y la carencia de empatía por otro ser humano. Un grupo de personas inmigrantes trataban de llegar a nado a las costas españolas y fueron repelidos, al parecer, con balas de goma de parte de Guardia Civil. A consecuencia de ello hay personas que han fallecido en el mar (se habla de catorce personas) y los cadáveres vomitados por el van apareciendo. Y por los vídeos mostrados los que llegaron a las costas españoles fueron empujados de la mala manera hacia la frontera con Marruecos ¿Con todo esto podemos decir que es el campeón de los derechos humanos? Cualquier persona ante estos graves hechos podría ordenar una investigación, más si se trata, de personas. Pero no, ha optado huir para adelante, amenaza el Ministerio interponer querellas contra quienes hablen mal de la actuación de los agentes del Estado, es de locos. Aquí en España se cocina un bárbaro xenófobo y racista de siete suelas y cara de regañón de mala uva.