La lluviosa mañana del 2 de Enero del 2014 el montón de basura que amaneció en cualquier calle de Iquitos, fue juntado en recipientes especiales y trasladado por vía aérea y bajo vigilancia sanitaria al mejor laboratorio de los Estados Unidos. Expertos en desperdicios, estudiosos de las escorias humanas, científicos reputados, querían saber qué cosa había en el interior de esas porquerías para que no pudieran ser arrojadas al relleno sanitario. Después de meses de arduos análisis, de sesudos experimentos, de informes detallados, los profesionales no arribaron a ninguna conclusión satisfactoria.
Entonces, el fatal montón de basura, que amaneció en esa ciudad cuando todavía sus ciudadanos no se reponían de la resaca, la indigestión y las deudas que les dejaron las fiestas finales, inició un largo viaje hacia otros países para que distintos expertos, estudiosos y especialistas concedieran sus veredictos sobre tan peliagudo asunto. El montón de cochinadas, en aviones, trenes, microbuses, carretillas, a lomo de mula, fue de un lugar a otro como un bulto pesado. Años viajó de un extremo a otro de la tierra, provocando inclusive la intervención de adivinos, vaticinadores y brujos. Y, pese a encarnizados esfuerzos, a amanecidas sin alcoholes, a profundas investigaciones, a los mensajes de pócimas, tampoco se pudo conocer la verdad de la milanesa.
De tal suerte que el montón de porquerías tuvo que volver a la misma calle de donde fue sacado. Han pasado los siglos desde entonces y todavía está allí. Nadie, ni siquiera el antiguo burgomaestre Juan Cardama que cierta vez llevó los desperdicios a la casa del limpiador de basura, pudo hacer nada. La ciudad, en estos tiempos del verdadero fin del mundo, vive aplastada por los otros montones de cochinadas que fueron apareciendo después de las navidades y de las parrandas de fin de año.
q triste q nada canbio em nuestro lindo Iquitos.extraño mi tierra.Aponerse las pilas sres. autoridades q pena q esta noticia se lea em todo el mundo ,conectados por la red.
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