¿Trochas del determinismo?

Por Miguel Donayre Pinedo

Por estos tiempos la academia ha puesto interés por el cerebro e inclusive, se postula principios éticos que nos manda este órgano parecido a una nuez. Se habla de la neurociencia, neuroética y neuropolítica, mucho de estas modas intelectuales están alentadas por intereses editoriales y otros más mezquinos; por eso hay que tomarlas con cuidado. En el ámbito político nos proponen que nos olvidemos del típico y tópico elector/electora racional que ante de las elecciones escucha a los candidatos o candidatas en carrera, revisa exhaustivamente sus planes de gobierno [en las últimas elecciones en Perú, un diario se rasgaba la vestidura ante una contradicción en un plan de gobierno de uno de los candidatos de entonces ¿?], es decir, que el elector/ra ideal y racional andaría empapado del acontecer electoral. Pero un elector o electora nos señalan, en el momento de votar se deja llevar por las emociones, eso nos dicen los neurocientíficos. Es decir, que si un político o política logra empatar con estas emociones tiene las de ganar [miremos lo que pasó con la elección de Obama o, en el patio local, las elecciones que dieron ganador a Charles Zevallos o Iván Vásquez, que necesitan para su interpretación, a parte de neurociencia, permitan la guasa, la asesoría de un shaman]. ¿Seremos presas de esas emociones? Es una media verdad, las personas somos seres de emociones y de razones. Cuidado con los charcos del determinismo, es lo peor para el pensamiento libre.

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