Entre las aguas
Por Miguel Donayre Pinedo
Hay una situación que siempre consideré contradictoria cuando me sumergí en el mundo real o la realidad. Los valores que se enseñan en casa están de cara a lo que se hace en los colegios ni que les digo en la universidad. Uno de esos valores en confrontación es la honradez cuando se ejerce un cargo público. Es más, las encuestas dicen que los peruanos y peruanas nos consideramos pocos honestos. A pesar de todo, felizmente que nos reconocemos. Entonces, ante esta evidencia la tarea sería aligerar o aclimatar ese trasvase de aguas de lo que se dice en casa con lo que se hace en los colegios o las universidades. Es decir, reclamar a la realidad real que la honestidad estaría por encima de todo (en la universidad no nos enseñan o tal vez nos insinúan que las autoridades públicas te piden el 10% o más del presupuesto de una obra pública u otras marrullerías). Deberíamos ser radicales y que los malos funcionarios se vayan a su casa con sus chanchullos. O en su defecto, en caso de no desarrollarse esta primera opción sería que en los colegios o universidades nos enseñaran a coimear, a ser tramposos. A sacar la vuelta a la ley. El cambio para bien o para mal está en nuestras manos. Decidamos.