Tarazona

Por Miguel Donayre Pinedo

En un libro sobrela Historiade España leía que la ciudad de Tarazona gozaba de una riqueza cultural. Convivían la cultura cristiana, musulmana y judía. Esa pluralidad cultural me llamó la atención hasta que pudimos llegar a ella. De Madrid a Zaragoza en tren y luego en autobús a Tarazona, un viaje de más o menos una hora en el cual pasas por pueblos y villas. En verdad que la ciudad no defrauda. Puedes admirar el relieve de la arquitectura mudéjar en mucho de sus edificios. Mi curiosidad mayor era visitar el barrio judío o la judería. He estado en muchos de ellos como en Gerona, Plasencia, Segovia, Venecia y me atraen las calles estrechas y el sosiego que pude gozar en ellas. Presumo que en sus picos de trabajo el trasiego era mayor. La ciudad a fines de agosto reúne a parroquianos y turistas por la fiesta de Cipotegato, es una persona vestido como un arlequín a quien le arrojan tomates a mansalva. La ciudad nos revela de a pocos su encanto. Como la vía verde que es un paseo para caminantes, han aprovechado la antigua vía por donde pasaba el tren. Por allí pasó Gustavo Adolfo Becquer, sí el mismo de las “Rimas y Leyendas”. Muy cerca de la ciudad está el Monasterio de Veruela, donde Becquer fue a visitar a un hermano. Es digno de visitar, amén del Museo del Vino que está al lado y es parte del circuito a recorrer. En ese solariego monasterio el alma peregrina encuentra reposo, casi paraliza. Así desenchufados del ruido urbanita Tarazona es un oasis.

2 COMENTARIOS

  1. acabo de leer el buho de la calle del jardin de la reyna, y quede mas que satisfecho, que orgullo saber que hay un loretano cosmopolita y de muy buena pluma, sacando provecho a su exilio europeo, casi como un oasis, en ese páramo que es mi añorada y querida tierra .

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