POR: Joaquín Andoa
Una de las novelas de Mario Vargas Llosa más reflexivas sobre el Perú es “Historia de Mayta”. Nacida “gracias a un breve suelto que leí en Le Monde, a principios de los sesenta, informando que una mini rebelión de un subteniente, un sindicalista y un puñado de escolares había estallado y sido aplastada casi al mismo tiempo en la sierra peruana”, según confesó el propio autor en una de las ediciones populares de dicha obra.
“Sospecho que, a pesar de su apariencia, esta novela no es sólo la peor entendida y la más maltratada, sino también la más literaria de todas las que he escrito” ha sostenido Vargas Llosa sobre esta obra. Ahora que estoy sumergido en entender, desde la literatura, los acontecimientos históricos he llegado a la conclusión que en toda ciudad peruana, y quizás del mundo, han aparecido personajes como Mayta a quienes, lamentablemente, muy pocos escritores toman como protagonistas en sus invenciones.
Al deleitarse con su lectura uno se encuentra con pasajes que, siendo ficciones, son la realidad de hace décadas y actuales. Esas dubitaciones, esos desencuentros, esas traiciones, esos soplonajes, esa homosexualidad, en fin todos las características de la sociedad peruana están retratadas en esa novela, cuyo protagonista principal es un trosko, un trotskista, pues. Al leerla uno tiene la constante duda que si son escenas reales o inventadas y a partir de esas “invenciones con conocimiento de causa” se puede obtener frases que son un diagnóstico de la realidad peruana. Claro, “Historia de Mayta” transcurre en Lima y en Jauja, pero siendo su intención el entendimiento del Perú, tiene referencias a ciudades peruanas.
“Uno de los rumores insistentes el año pasado, fue que la guerrilla preparaba el asalto a Jauja, con la intención de declararla capital del Perú Liberado. ¿Pero no han ocurrido rumores semejantes sobre Arequipa, Puno, Cusco, Trujillo, Cajamarca y hasta Iquitos?”, se lee en una parte del libro.
Detenido en ese párrafo me puse a pensar a manera de interrogante: ¿Alejandro Mayta era loretano? En realidad no es de ninguna ciudad en particular. Su historia es la de un ser humano, idealista, revolucionario y más que, en la parte final de la novela, sigue con las dudas y viviendo marginalmente con la idea constante de irse del lugar donde radica. Sin saber a dónde ir, confiesa: “En una época se decía que en la selva había perspectivas -le oigo decir-. Estuve dándole vueltas a eso, también. Ya que lo del extranjero era difícil, talvez irme a Pucallpa, a Iquitos. Decía que había madereras, petróleo, posibilidades de trabajo. Pero era cuento. Las cosas en la selva andan igual que aquí. En este pueblo joven hay gente que ha regresado de Pucallpa. Es lo mismo. Sólo los traficantes de coca tienen trabajo”.
Con este fragmento claro está que Alejandro Mayta no era loretano, en la ficción. Pero si rebuscamos tenuemente en la realidad loretana encontraremos varios maytas que vivieron, viven y vivirán en Loreto.
Hasta el próximo viernes.






