Iquitos está ubicada en el corazón de la Amazonía peruana, junto al gran río que da nombre a la jungla más grande del planeta y a cinco días en barco del primer camino accesible para un automóvil, Iquitos vive hoy lejos de la gloria alcanzada entre 1880 y 1914, cuando la explotación del caucho generó de la nada inmensas fortunas que también desaparecieron de la noche a la mañana junto con esa industria. En esa época, miles de migrantes de todo el mundo llegaron a Iquitos y transformaron en ciudad lo que era una pequeña aldea aislada en la inmensidad de la selva. Fruto de esa industria que explotaba salvajemente a los indígenas amazónicos para recolectar y transportar el caucho hasta los embarcaderos de Iquitos, desde donde salía directamente rumbo a Europa y los EE.UU, la ciudad selvática se llenó de símbolos de poder económico y estatus, cuyos fantasmas aún se ven por la ciudad.

Tras el caucho, Iquitos vivió varios «renacimientos» vinculados a productos como el barbasco, un biocida para grandes plantaciones que murió con el surgimiento de los insecticidas químicos, o el petróleo, que a partir de 1970 permitió a la ciudad mantener cierto impulso económico. En 2015, en la zona de Iquitos quedó tan solo un pozo en explotación debido a sus altos costos y falta de madurez de las reservas, lo que ha dejado a la ciudad en manos del turismo. Las proyecciones para hacer de esta industria el motor económico de Iquitos son buenas, y pasa por impulsar un sector que deberá ser «necesariamente sostenible». El valor de la conservación de la naturaleza y el cuidado de la misma son rasgos que se ponen como valor al mundo, no solo como producto turístico sino como servicios de cuidado al medio ambiente.

Pero en Iquitos nunca faltó motivos para celebrar; para llenar los días de algarabía, y más allá por los primeros años del siglo pasado, obsérvese en la imágenes de las viejas fotografías que acompañan este artículo, y es que a lo largo de nuestra historia, las costumbres se han ido adaptando al momento y las circunstancias, unas se perdieron conforme se acabó la época dorada del caucho a mediados del siglo pasado y han surgido nuevas, principalmente debido a la llegada de nuevos vecinos, ya no provenientes de Europa, si no de otras regiones del Perú. Que trajeron nuevas ideas y formas de entender la vida. Esta nueva masa emigrante llegó hacia la segunda mitad del siglo XX, y ahora quedan sus hijos y nietos, con muchas ganas de recordar los primeros y con mucha ilusión por las costumbres tradicionales, muy bien acompañadas por el folclore y picardía de los bailes iquiteños.

La migración masiva de los pobladores ribereños hacia Iquitos “Post Boom del Caucho”, cuando la economía fundaría empezó a declinar, contribuyó a acercar a las esferas rural y urbana de la región. Y empezaron a parecer los primeros barrios periféricos marginales (Punchana, Belen y San Juan). La mayor parte de estas poblaciones estaban constituidas por ribereños que habían migrado a la ciudad en busca de mejores oportunidades económicas. La población ribereña, quienes hasta entonces habían sido considerados por los habitantes urbanos como remotos, exóticos, y salvajes. Paulatinamente dejaron de ser simples espectadores de paisajes aurorales y crepusculares, y dejaron de “imitar o reemplazar la cultura popular regional”; buscando sus propias raíces e identidad, la cual se llega a fundir gradualmente con la existente urbana europeizada y poco a poco llegaron a encontrar la identidad propia de la cultura loretana actual.

La ocupación del espacio de nuestra región ha sido un proceso prolongado y azaroso, caracterizado por el violento desplazamiento y despojo de los indígenas, formas coercitivas de trabajo, explotación irracional de los recursos, enriquecimiento de unos pocos a expensas de la mayoría, y manipulación de la ley en beneficio de una minoría. Dicho proceso ha dejado marcas imborrables tanto en la gente, como en el paisaje. El exterminio de muchos pueblos indígenas, la aculturación forzada de otros tantos, la imposición de una mentalidad de habilitado como consecuencia de años de subordinación, y el empobrecimiento de lagunas, ríos y bosques, son algunos de los aspectos que necesariamente reflejan nuestras expresiones culturales, como nuestra música, canto y literatura.

Ya no podemos vivir de un Iquitos cargado de recuerdos y añoranzas, de rostro diferente, que ha sufrido las cirugías del tiempo y la modernidad, que ha tocado y removido, que ha cambiado y transformado, los rincones de nuestra ciudad que nuestros padres y abuelos miraron y que ante nuestras retinas solo quedan estas fotos del recuerdo. Nuestra «Isla Bonita», ahora es una “mixtura” de culturas tanto originarias como también importadas, aunque por supuesto que aún, hoy en día todavía persisten costumbres de nuestros antepasados, como en esta viejas fotografías que acompañan este artículo.

Las principales costumbres y tradiciones de Iquitos son la fiesta de San Juan, Semana Turística de la ciudad, la celebración del Corpus Christi, el Carnaval de Iquitos, la Purísima y el día de la fundación de Iquitos. La “Fiesta de San Juan” es la celebración más emblemática y famosa de todos los pueblos de la Amazonia peruana. En Iquitos, tiene lugar la festividad religiosa más importante; esta se realiza el 24 junio. Previamente, o ese mismo día en la mañana, los feligreses van a los ríos a tomar un baño de purificación, luego acuden a los templos a la misa en honor al santo patrono. La comida típica es el “Juane” y la chicha de maíz. El Corpus Christi es otra festividad religiosa muy importante para la población, y se celebra en mayo con una serie de ceremonias litúrgicas, acompañadas de una congregación en la plaza principal y después concluyen con las procesiones y las misas, para luego comenzar el festejo popular en medio de la algarabía propia de este tipo de celebraciones. El Carnaval, es la festividad popular que se realiza en la ciudad de Iquitos y dura cerca de un mes, entre febrero y marzo, justamente el periodo más caluroso del año. De acuerdo con la mitología popular, los demonios de la selva salen a divertirse durante esta época, viendo las comparsas bailar al ritmo de la música de flauta y tambor, mientras consumen bebidas espirituosas típicas.

Entre las danzas más populares tenemos : Sitaracuy que es el nombre de una hormiga que muerde. Es un ritmo fuerte y movido en donde se salta y se agita las manos, el cuerpo se inclina hacia abajo y arriba al mismo tiempo. Este ritmo se utiliza dependiendo que actividad o costumbre realizan los pueblos de la Selva baja. La Cajada que es un término intermedio entre los ritmos llana y Citaracuy, es pausada y al mismo tiempo rápido, se utiliza en danzas con costumbres propias de una actividad económica. Se baila en veladas de los santos tiene un ritmo suave. Chimaychi que es la fusión de la música de la Sierra peruana, se podría decir que es el el huayno loretano. No es triste, más bien alegre, se ejecuta saltando y agitando las manos. Dependiendo en qué danza costumbrista o en qué fiesta se ejecuta. Pandilla que es también fusionada, pero se danza muy alegre, levantando las piernas, con los brazos entrelazados con otros, este ritmo es sobre todo colectivo. Es la más popular y alegre que se realiza alrededor de la humisha en fiestas patronales como San juan y Carnavales. Changanacuy: este ritmo es de pareja o de enamoramiento, al golpear o rozar las piernas se enamora a la pareja, sujetándole las manos. Provienen de las voces Changa (pierna); Nacuy (caricia).

La música de Iquitos está carecterizada principalmente por su eléctrico vigor amazónico. Esta tiene dos energías musicales que incluye, en primer lugar, la música folk de la Amazonia Peruana proveniente de la mayoría de las etnias amazónicas; la segunda, proyectada en su vida urbana, es debido a su estatus del crisol de razas de algunas naciones, provincias peruanas y las etnias mencionadas. La globalización y él turismo ha beneficiado que la música originaria de Iquitos sea evidentemente ecléctica pero con fuertes raíces amazónicas. A pesar de su diversidad, la música tradicional siempre tuvo un papel prominente en la identidad de Iquitos, tanto para los mismos ciudadanos oriundos y los expatriados adoptados como iquiteños.

Cuando me preguntan qué música es la que escuchan los amazónicos o los iquiteños, mi respuesta es simple, nosotros gustamos escuchar de todo, pero si se trata de diversión y entretenimiento, no cabe duda que la cumbia corre por nuestras venas. Este gran género saca a relucir lo que en esencia es el hombre y la mujer de la selva, ya que en su ritmo se apegan las más dinámicas coreografías que ensalzan y adornan ese momento efusivo del baile. Claro que la cumbia amazónica es y será muy distinta a los demás tipos de cumbia, porque lo amazónico tiene un valor agregado en lo que respecta a la alegría, sufrimiento y picardía. En los últimos 30 años hubo una explosión de grupos musicales que se dedicaban a producir ritmos amazónicos, que se expandieron por todo el país. El estilo musical que caracterizó a estos grupos musicales naturales de nuestra región, oriunda y autóctona, aunque siempre hubo el sindaracuy y el changanacuy, entre otros, no existe y no puede haber un punto de comparación, ni siquiera se asemeja a la fusión, del estilo dinámico y pícaro de lo que es la canción y la cumbia amazónica.

La cumbia amazónica o cumbia selvática, es un subgénero popular de la cumbia colombiana creada en la década de 1960 en nuestra Amazonía, tomando en cuenta danzas propias de nuestra región con ritmos afrolatinos y rock psicodélico. Posee un sonido que expresa las costumbres de Loreto, ya que imprimen en sus temas la alegría típica de la gente de esta parte del país. Esta música tiene como importancia principal la revalorización de los trajes típicos de la zona, así como las tradiciones y creencias y los encantos de la selva peruana. La cumbia amazónica se escucha más en tiempos de carnavales, que se da en el mes de febrero donde la Amazonía peruana disfruta de sus costumbres; como el corta monte llamado también (humisha), otra fecha importante y tradicional, es cuando se celebra la fiesta de San Juan (24 de Junio).

El folklore, patrimonio musical que tiene que ver con las raíces y antecedentes de un pueblo. La cumbia selvática, es un subgénero popular de la Cumbia Peruana, creada en nuestra Amazonia y posee un sonido que expresa nuestras costumbres, ya que imprimen en sus temas la alegría típica del loretano, resalta principalmente la revalorización de las tradiciones y creencias de una región mágica y los encantos de la selva Peruana. Esta música dista de otros ritmos tropicales también llamados «cumbia», porque es creada y tocada con instrumentos electrónicos, que en muchas oportunidades son acompañados de trompetas y trombones, propios de una orquesta, además de poseer un estilo y cadencia rítmica propio de nuestro país, el cual es reconocido a nivel internacional por la peculiaridad al hacer música tropical. Las letras de las canciones contienen mucho sentido de la vida cotidiana, le cantan al amor, al odio, al dolor, a la alegría, a la tristeza, al campesino, a la mujer, al pescador o al campo. La «Cumbia Peruana» hoy en día se ha convertido en la música más popular de nuestro país llegando a conquistar hasta los niveles sociales más altos que se encuentran inmersos en la gran globalización de las sociedades.

La electrocumbia es una de las movidas musicales culturales más atractivas de los últimos años, justamente fue en la Amazonia de los años sesenta donde surgió la curiosa mezcla que acabó en la electrocumbia, llamada en esa época cumbia psicodélica, y posteriormente chicha. Ese encuentro en la selva amazónica, en ciudades como Pucallpa, Moyobamba, o Iquitos quedó reflejado con bandas como los Mirlos, los Wembler’s, o Juaneco y su combo —que ya estaban haciendo melodías psicodélicas con el teclado y la guitarra, prácticamente al mismo tiempo que el famoso grupo californiano “The Doors” (Jim Morrison). Estos grupos musicales fueron fundamentales para entender esa fusión que originaría innumerables bandas de chicha o cumbia peruana. Hasta ese momento la cumbia colombiana había sido un sonido básicamente acústico, con gaitas, cañas de mirlo, acordeones o guaracas. Pero las guitarras eléctricas y el sonido amazónico le dieron otra dimensión.

Dentro de los grupos musicales de cumbia Amazónica destaca nítidamente uno procedente de Pucallpa (no olvidemos que en esa época esta ciudad pertenecía a Loreto), estoy hablando de JUANECO Y SU COMBO, en el cual uno los atractivos más importantes del grupo es precisamente lo que comentaba al inicio, la revalorización de los trajes típicos de la zona, como también las tradiciones y creencias de una región mágica y llena de encantos y picardía como es la Selva Amazónica, Este grupo se inició a comienzos de la década del 60 y fue fundado por Juan Wong Paredes, descendiente de chinos y aficionado al acordeón. El apelativo de Juaneco nació de Francisco Wong Sian, su padre, quien lo llamaba así. Cuando Juan Wong Paredes forma el grupo, inicialmente llamado Juaneco y su Conjunto , Juan Wong hijo, estaba en el ejército. A su retorno a la vida civil, se integra también al grupo de su padre, hacia 1970. .

La tragedia los tocó, un accidente aéreo, donde fallecieron dos hijos de Juan Wong Paredes: Aida Ester Wong Popolizio e Ítalo Wong Popolizio. Es ahí que Juan Wong Paredes, decide dejar el manejo del grupo a su hijo mayor Guillermo Wong Méndez, a su vez el hijo, Juan Wong Popolizio, se había iniciado como saxofonista en la banda y quedó a cargo de la dirección musical. Entonces, cambiaron de nombre al grupo por » Juaneco y su Combo». La primera contratación del nuevo grupo fue Noe Fachin, un guitarrista quien trabajaba como carpintero ebanista y con trabajos eventuales como guitarrista de música criolla. Noé era un músico con talento y contribuyó al grupo con sus conocimientos de música. En los siguientes diez años, él se convertiría en el principal compositor y también en la primera guitarra del grupo. El 2 de Mayo de 1977, cuando retornaban de una presentación por el Día del Trabajo en la ciudad de Chanchamayo, nuevamente la tragedia rondó, cinco integrantes se embarcaron en la avioneta que los llevaría de regreso a Pucallpa, la aeronave sufrió un desperfecto y se estrelló, ocasionando el fallecimiento de todos sus ocupantes.

Los que no abordaron la aeronave, por motivo de viajar a Lima para recoger un LP que recién habían grabado, fueron Juan Wong Paredes, Wilindoro Cacique, Rosendo Hidalgo y Juvencio Pinchi, quienes se enteraron del fatídico hecho al día siguiente. A la muerte de la mayoría de sus integrantes, pero como distingue a nuestra raza; fuerte, guerrera, y corajuda! se recompuso el grupo nuevamente! e ingresó la segunda generación de músicos y siguieron participando en diversos eventos musicales en todo el país. Ellos fueron los pioneros de la cumbia del oriente del Perú, con un sonido que recordaba de manera obligada nuestras costumbres, ya que imprimían en sus temas los colores y la alegría típica de nuestra gente.

Otros grupos se aprovechan de su gloria y hasta los imitan con cushmas incluidas, pero el verdadero «Juaneco y su Combo» seguirá siendo el que conforman Wilindoro Cacique en la voz, Fernando Mora en la primera guitarra y Rosendo Hidalgo en los timbales…¿Por qué queremos tanto a Juaneco y su Combo?…Porque es el sonido de nuestra niñez malcriada. Es el sonido de las fiestas con amanecida incluida. Es el ritmo del encanto de la mujer hilandera que me enseña a hacer hilo (a hacer hijos) y yo le enseño a enamorar. No hay música que transporte a la Amazonía con tanta desenvoltura, amoralidad y embrujo, pero no al monte, sino a la selva de los puertos y los mercados, a la selva de los juanes con ají de cocona y pinguita de mono o charapita, a la selva de la fiesta de San Juan y los cuerpos barnizados por el agua de río, iluminados por un atardecer de ensueño. Recordemos por qué no, algunas canciones, busquemos en nuestras redes y cedamos al inquietante : Ya se ha muerto mi abuelo… Aya yayyy. A la fiesta de San Juan, el Brujo, Vacilando con Ayahuasca, la Cumbia de mi Pueblo, Linda Nena, me robaron mi runa mula y cerremos nuestra noche con esa Mujer hilandera…y enseñèmosle a enamorar.

La diversidad de la música amazónica es sonora y no todo es cumbia. Iquitos tiene suburbios donde sobreviven sonoridades distintos tipos de folclore, más allá de los ritmos “tropicales”, que se han vuelto la “música oficial” de la Amazonía, a los que acuden influencias que vienen principalmente de Colombia y Brasil se erige otra música llamada de manera general “Rock” es un campo marginal y minoritario con relación al consumo cultural general, pero cumple la función social de ser válvula de escape para la energía que pueden proyectar miles de jóvenes que viven al margen de los ritmos tropicales amazónicos y la cultura “oficial”, que adoptan estas formas contraculturales para la expresión de sus ideas y visiones del mundo, y llevan adelante, alentados por esa misma forma de expresión, una vida social propia en contraste con la cultura predominante.

Como vemos la Región Loreto no es un espacio geopolíticamente heterogéneo, pero sin embargo convergen pueblos diversos, con característica pluricultural, multilingüe e intercultural, no estructurado en término de hegemonía política e identidad como unidad en los espacios sociales, culturales, políticas y económicas, donde existe ausencia de coordinación, articulación e interacción estructural de los pueblos entre sí y con el Estado, sin ninguna participación en la toma de decisiones en políticas de desarrollo local, regional y nacional. Las autoridades (gobernantes) locales, regionales y nacionales todavía no han logrado comprender la importancia que tiene el carácter pluricultural y multilingüe de la Amazonia Peruana, para asumir un gobierno responsable e incluyente y puedan ejercer un desarrollo integral, sostenible, democrático y respetuoso de su biodiversidad y la convivencia de sus habitantes en relación con la naturaleza; ya que las culturas hacen parte del patrimonio cultural de la humanidad.