Josué Martínez, jefe del Centro de Salud Indiana:
“Al día de hoy tenemos la situación un poco más controlada, los pacientes ya llevan dos semanas de atención en el albergue COVID que implementamos en la institución educativa primaria, gracias al apoyo de la directora. Ahí tenemos 42 pacientes confirmados. Hasta la fecha ocho fallecidos a causa de COVID, el último falleció hace un mes”, informó Josué Martínez Mejía, jefe médico del Centro de Salud de Indiana.
El profesional médico señaló que la situación mejoró en Indiana debido al trabajo coordinado y apoyo que recibió de la municipalidad y el vicariato. “Gracias a Dios se permitió coordinar bastante, se recibió el apoyo de la municipalidad (de Indiana) y del Vicariato San José del Amazonas, a través del padre Cesar Caro, cuya presencia fue fundamental para fortalecer el trabajo del centro de salud. La municipalidad apoya con los tres alimentos, pasamos visita médica en la mañana, en la tarde y en la noche un personal técnico se queda en el albergue, solo dos pacientes están con oxígeno que donó el Vicariato, son unos aparatos que sólo necesitan conectarse, no requieren recarga”.
“Pasamos por dificultades antes de los fallecimientos porque no contábamos con medicinas ni oxígeno, atendiendo sólo entre dos, porque se enfermó el resto del personal, pero la DIRESA envió tres balones de oxígeno grandes llenos, los tenemos en el centro de salud y en el albergue, en el caso que se requiera. Hemos recibido medicamentos de la DIRESA, incluso vino el doctor Calampa”, dio a conocer Martínez Mejía.
El médico egresado de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica, recordó que en Indiana de reportaron los primeros casos de COVID-19. “Acá se reportaron los primeros casos, en el albergue Explorama, a través de turistas que estaban acá antes que se cierren los vuelos, ellos estuvieron en contacto con los trabajadores y ellos al regresar a sus domicilios en Iquitos, se dieron con la noticia que estaban contagiados y lo mismo pasó a sus familias”.
Josué Martínez, quien nació en Nazca, cuenta esta experiencia de trabajar ahora en Indiana como algo gratificante, pero también lleno de mucho esfuerzo. “Nunca vine a la Selva del Perú, la experiencia es bonita y dura, no es una experiencia para cualquiera, hay que tener cierto valor, pero vale la pena porque conoces la realidad del Perú profundo, sobre todo de la Amazonía, donde se percibe cierto abandono del gobierno central y eso se refleja en la necesidad de la gente. Hay gente con mucha necesidad, es una experiencia muy gratificante porque conoces a la gente, su calidez y emprendimiento que tienen al momento de adquirir sus productos y salir a venderlos, el compromiso que tienen con su familia. Indiana es un distrito que tiene mucho potencial y en esta crisis está empezando a aflorar”.