SEGÚN JOSÉ MANUYAMA, EN EL TEMA DE SIEMBRA DE CACAO EN TAMSHIYACU
La semana pasada el alcalde de Fernando Lores y pobladores de Tamshiyacu, su capital, estuvieron en varios medios de comunicación en Lima defendiendo las plantaciones de cacao y destacando el trabajo que desarrolla en esa zona la empresa Tamshi. Pro & Contra tuvo conocimiento que la ONG Kene es una de las que se opone al mencionado proyecto. En el portal www.keneamazon.net aparece como representante de la misma Lucila Pautrat, quien inicialmente contestó la comunicación enviada por este diario, pero luego se quedó totalmente callada ante las preguntas formuladas. En ese mismo portal figura como parte del staff de esta ONG el profesor José Manuyama, con esta presentación: Licenciado en Educación en la especialidad de Ciencias Sociales y graduado en la Maestría en Educación con Mención en Gestión Educativa, enseña en el nivel secundario en el Colegio Nacional Iquitos. En 2017 recibió el «Reconocimiento como defensor de los derechos ambientales» por su carrera en Iquitos a favor del medio ambiente. Manuyama, quien afirma que “colabora en alianza ambiental con Kene”, reveló que quien le otorgó ese reconocimiento fue la Comisión de Pueblos Andinos y Amazónicos del Congreso de la República presidida por la legisladora Foronda. Pro & Contra se comunicó con el profesor y le formuló varias preguntas. Aquí sus respuestas.
¿Cuál es el motivo principal de la oposición a la siembra de cacao en Tamshiyacu?
Como un deber de todo ciudadano loretano consciente que en la región cada vez se depreda y contamina y como un deber de todo habitante humano que es consciente que vivimos una suerte de ecocidio de petroleras y empresas deforestadoras, te respondo. Cacao Tamshi y su nombre maquillado es una empresa que se instaló en Tamshiyacu sin ningún permiso del sector agrario y deforestó alrededor de 3 mil hectáreas, la extensión de Iquitos, dejando a la población tamshiyaquina sin recursos por un valor de 156 millones de soles aproximadamente como lo calculó Serfor en su momento. Tal es el caso que tiene denuncias de las procuradurías del Minagri y del Minan por las irregularidades cometidas. Las fiscalías especializadas tienen carpetas contra Cacao Tamshi. Además, tiene denuncias por usurpación agravada de terrenos a campesinos de la localidad, entre ellos, Ruperto Vásquez y Jorge Fasabi. El 2014 el Minagri le ordenó paralizar sus actividades, lo que la empresa le valió un pepino pues siguió laborando. El 2016 esta medida administrativa fue refrendada por el Noveno Juzgado constitucional de Lima y la empresa siguió laborando. Los delitos cometidos van desde tala rasa de bosques primarios, patrimonio de la Nación, tala ilegal y tráfico de maderas, obstrucción a la justicia y otros.
¿Las protestas y marchas de los agricultores pidiendo al MINAGRI que acelere el otorgamiento de autorización se debe a que la gente apoya el proyecto o cree usted que existe manipulación por parte de la empresa?
En cuanto a los trabajadores, a quienes se semiesclaviza: ellos son solo víctimas de un Estado que no promueve actividades sostenibles y van a parar a manos de explotadores de acuerdo al régimen que se les impone en ese predio. Nuestra lucha no es con ellos. Se sabe incluso que algunos trabajadores han muerto allí, laborando y nadie sabe más. Averigüen eso.
¿Pero el alcalde de Fernando Lores, representante del pueblo, apoya este proyecto?
El pobre alcalde de Tamshiyacu, que en campaña denunciaba que el alcalde de entonces Vásquez jugaba a favor de Cacao, ahora se pone al servicio de un privado que no le importó ni la gente ni el respeto por las instancias del Estado. Traiciona su propio caminar y traiciona la lucha de la gente decente por recuperar equilibrio ambiental mundial por el que el Perú ha firmado documentos internacionales de deforestación cero.
¿Se dice que varias ONG, entre ellas Kene, se oponen al proyecto porque no conocen la realidad?
Bienvenida la empresa que respeta al bosque, a la naturaleza, a la gente, a las instancias del Estado. Permitir que Cacao se salga con la suya es permitir que siga reinando la impunidad y la injusticia en nuestra patria. Qué penoso que ciudadanos extranjeros no les importe destruir la poca institucionalidad que todavía queda en el Perú, el débil equilibrio ecológico que nos sostiene. Nuestro rechazo más grande a ellos.