Son días en la que la salud moral sufre pinchazos. Cada día la televisión y los diarios españoles derraman mucha mediocridad y parcialización, he trazado un plan de contingencia para tratar de evitarlos. A veces, dan resultados y otros fracasos pero lo sigo intentando ahí está el regustillo. En una encuesta fuera de España señalan que los medios periodísticos de este lado de la península no son fiables, a la que hubiera que añadir, no cuentan lo que ven si no lo que les interesa. Son altamente parcializados y se jactan de ellos aunque, ellos y ellas, luego vociferen pluralidad, Estado de derecho, libertad de expresión y otros mantras sin sentido. Es muy triste decirlo pero no hay, desde hace mucho tiempo, la diferencia entre el diario El País y El Mundo, ambos enlodan de toxicidad y heces a la opinión pública. Se les ve el plumero desde el titular. Por la televisión todos los días salen noticias de corrupción, nos inundan con titulares de la caja B de un partido, coimas o mordidas del 3% de la obra licitada, aprovechamiento de subvenciones, en verdad, uno termina enrabietado con tantos golfos gestionando los recursos públicos para que luego el Poder Judicial les otorgue un trato benigno a los investigados y le caen penas que son de risa. Genera mucha frustración colectiva. A una persona que roba en un supermercado una bagatela va a la cárcel y quien se lucró ilegalmente con el dinero público está en su casa como un rey. Desgraciadamente, el sistema judicial en este país – a pesar que jura que es garantista se ciega en hacer una lectura de los hechos en clave de justicia poética. Lo peor que ante tamañas injusticias son muy pocos lo que protestan, hay tragaderas muy anchas. Hay una condescendencia, y complicidad, de campeonato con el pillo. La cultura de la impunidad ha cundido en todos los ámbitos. Me recuerda a un árbitro alemán (que tiene poco de Kant y mucho de San Caradura) en un partido de fútbol de competencia europea castiga dos penales de dudosa legalidad perjudicando al equipo rival y los medios de comunicación españoles, sin sonrojo alguno, señalan como titular la “gesta” del equipo local de remontada histórica en sus titulares. Así andamos, retorciendo los valores o tapándonos los ojos ante la realidad.
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