Trampantojo
Por Miguel Donayre Pinedo
Cuentan que Franco recomendaba a un joven que no se dedicara a la política mientras el caudillo hacía y deshacía España a su antojo. Recuerdo que en los noventa el descrédito de la clase política peruana llegaba a niveles insospechados y como remedio a estos llegaban los “no políticos”, los técnicos, los que iban a arreglar tanto entuerto. La política era de los “rojillos”, era mala. Claro, con ese discurso ganaron los Belmont, Fujimori y otros que escapan la memoria. Aunque en el día de hoy todavía esas frases contra los políticos se cuela en mítines y propuestas de los candidatos. Lo curioso de esta romería es que los que portaban las pancartas de los anti- políticos siguen hoy dedicados a la política y con los dividendos que esto supone ¿Acaso no era tan mala la política? ¿Por qué la satanizaban tanto?, y muchos que arrojaban esos denuestos contra la vida política, lanzan hoy a sus delfines por una curul parlamentaria como es el caso de la hija e hijo de Fujimori. Era una martingala. Desanimaban y desaniman a otros para que ellos sigan bailando y disfrutando de la guaracha. Como decía Hanna Arendt, la política es demasiado seria para dejar en las manos de estos improvisados. Debemos participar activa y crítica de la vida política, no jurando por Dios y por la plata.