Por Miguel Donayre Pinedo

Las personas que se dedican al quehacer político llevan cierto complejo de Adán en sus carnes y no es fácil desprenderse de él. Cuando una iniciativa o propuesta sale airosa de los trámites parlamentarios inmediatamente se lanzan jamones para sí mismos. Autobombo sin sentido, estéril, que refleja la madera con la que están hechos, ya sabemos como dice Javier Cercas que en las faenas amatorias y roces no rinden dentro los estándares mínimos porqué están obsesionados con la política que ni en el tálamo renuncian a pensar en él. Recientemente en sede parlamentaria perulera se aprobó el dictamen del proyecto de la Ley que homologa el canon y sobrecanon por la explotación de petróleo y gas en los departamentos de Piura, Tumbes, Loreto, Ucayali y la provincia de Puerto Inca (Huánuco). Y todos han salido en tromba para alegar la paternidad de la iniciativa. Uno de ellos, seguro que para justificar sus viajes [el poeta Percy Vílchez le puso el mote del viajero de lo inútil], dijo es que gracias a esos viajes y cabildeo se aprobó esta posible fuente de financiación de sus obras. Otro preboste regional argumentó que es una iniciativa hecha con anterioridad por un parlamentario de sus filas, y un congresista del partido de la mayoría cargado de testosterona sostenía que  “el padre de la criatura” sería la Célula Parlamentaria Aprista. Con toda esta demostración de falsa virilidad está muy claro de los intereses personales pesan sobre la región, y esta siguió muriendo. Que pobres andamos de mentes.

1 COMENTARIO

  1. Señor Donayre: es claro que su artículo pretende ser incisivo y crítico respecto al comportamiento de los políticos de nuestra región en general, para lo cual incurre en el fácil recurso de meter a todos en el mismo saco, lo que resulta cuando menos, de poco profesionalismo por su parte. Usted sabe que una de las principales virtudes de la crónica periodística o el comentario crítico, que pretendan ser objetivos, es no perder de vista justamente los hechos concretos, pero en este caso usted pareciera que no se atiene a ello y solamente expresa su apreciación subjetiva sobre el acontecimiento en mención. ¿Cuáles son los hechos concretos a que me refiero y que usted debería tomar en cuenta antes de usar la guillotina de forma indiscriminada? El hecho es que la ley de marras tiene paternidad y como en toda gestación, no puede haber más de un padre, aún cuando otros puedan haber intervenido en el «proceso». Al margen de lo picaresco del asunto, está claro que el señor alcalde no puede haber tenido que ver, no por falta de la «viriliodad» que de seguro le sobra, sino porque simplemente un alcalde provincial no puede gestionar una Ley nacional que involucra a varias regiones del país. Por otro lado el ahora vicepresidente del GOREL no puede afirmar la intromisión de su inmediato superior ya que el mismo Iván ha declarado a p0steriori que es un mérito que hidalgamente hay que reconocerle al gobierno aprista. Por otro lado los capitostes de AP que quieren atribuirle la autoría al extinto Mario Peña, al final terminan afirmando que el señor Foinquinos también puso su «semillita» en la cosa, cuando es un hecho que figura en los anales parlamentarios que él nunca se ocupó del tema. Por lo tanto la afirmación del congresista Vargas, al que usted gentilmente le atribuye una sobrecarga de testosterona, es el hecho que más se ajusta a la realidad y que puede ser comprobado con sólo revisar el diario parlamentario: Fue la Célula Parlamentaria Aprista, cuando la presidía Augusto Vargas la que presentó el proyecto de ley del congresista Carrasco, que perfeccionaba el anteproyecto inicial de Peña Angulo y lo adecuaba a nuestra realidad. Esos son los hechos y demuestran que en política, como todo en la vida, no todo es blanco y negro, o no todos son lo mismo. Ojalá que en lo sucesivo sus inteligentes y amenos artículos no sigan pecando de subjetivismo o -no quisiera pensarlo- de antiaprismo.

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